TEXISTEPEC, Ver.- Las colosales cabezas olmecas son emblema de ésta cultura, una de las antiguas del mundo.
Las nuevas generaciones ignoran que San Lorenzo Tenochtitlán perteneciente a Texistepec, y a una hora de la cabecera municipal entre Jáltipan y Acayucan, fue cuna de una de las culturas más grandes de nuestra época.
El poblado es considerado la capital más antigua de la cultura Olmeca. Su historia data del año mil 800 A.C
El museo de Antropología e Historia exhibe siete de las diez cabezas colosales de San Lorenzo:
La número 1 llamada El Rey, fue localizada en 1945, mide 2.85 metros de alto, tiene una circunferencia de 5.90 metros y su peso es de 25.3 toneladas. Hay leyendas que cuentan que una vidente que entró al museo tuvo una visión donde cuatro guerreros la custodian enojados por haberla removida de su sitio original, la historia es contada por vigilantes del sitio.
La número 3, fue localizada en 1946 con 1.78 metros de alto, tiene una circunferencia de 4.02 metros y su peso es de 9.4 toneladas.
La cabeza número 4 fue localizada en 1946 y mide 1.78 metros de alto, una circunferencia de 3.08 metros y su peso es de 6 toneladas.
La cabeza olmeca número 5 también fue localizada en 1946 y mide 1.86 metros de alto, una circunferencia de 4.60 metros y su peso es de 11.6 toneladas.
La cabeza número 7 se localizó el pozo 2 del reticulado G-9 del plano de R. Krotser, mide 2.55 metros de alto, una circunferencia de 5.50 metros y su peso es de 18.2 toneladas.
La número 8 se localizó en 1970 y mide 2.20 metros de alto, una circunferencia de 5.60 metros y su peso es de 12 toneladas.
La denominada 9 fue localizada por un campesino en 1982. y mide 1.65 m de alto, una circunferencia de 4.20 m y su peso es de 9.2 toneladas.
Las cabezas con los números 2 y 6, se trasladaron al Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México y la más reciente, la décima cabeza monumento (89) nombrada como Tiburcio, que se exhibe a la entrada del pequeño museo comunitario de localidad de San Lorenzo Tenochtitlán.
A lo largo de los años la población sigue pugnando por mayores apoyos a la población descendiente de los Olmecas cuya zona arqueológica se encuentra abandonada, no hay turismo y poca infraestructura social.