Guadalupe Galván/ El Universal
CIUDAD DE MÉXICO.- México y Estados Unidos cumplen 200 años de relaciones llenas de momentos muy complejos, oscuros, pero también de otros de solidaridad, de avances.
Si hay una frase que por mucho tiempo ha definido los nexos entre ambos países es esta: "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". No es fácil ser el vecino del país más poderoso del mundo. En estos 200 años ha habido apropiación de territorio, guerras, conflictos y desconfianza.
El 12 de diciembre de 1822 marcó el momento en que Estados Unidos reconoció la Independencia de México; 1917, el año a partir del cual las relaciones no se volvieron a romper, aunque sí han pasado por momentos de mucha fricción: como cuando Texas se declaró independiente de México y se volvió parte de Estados Unidos. Sin embargo, hubo otros, como cuando Estados Unidos apoyó al gobierno de Benito Juárez y le expresó su reconocimiento, un factor vital para el fracaso de la intervención francesa.
"La celebración de los 200 años de las relaciones entre México y Estados Unidos es una oportunidad especial para valorar lo entrelazadas que están ambas naciones y cómo el bienestar de cada país depende de encontrar las mejores formas posibles de resolver las diferencias y aprovechar las oportunidades de beneficio mutuo", dice a El Universal el exembajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne.
La relación México-Estados Unidos, explica Wayne, "es, por excelencia, ‘interméstica’, lo que significa que sus asuntos son internacionales y domésticos al mismo tiempo. Los lazos entre los dos países, la familia, la cultura, el comercio, la historia, los valores, la migración y el crimen, por nombrar algunos, tocan la vida cotidiana de más mexicanos y más estadounidenses que los lazos con cualquier otro país del mundo. Las posturas políticas, las políticas y las acciones gubernamentales diseñadas con fines domésticos o que reflejan perspectivas unilaterales en Estados Unidos o en México suelen tener graves efectos en el otro lado de la frontera. También suelen atentar contra la soberanía del vecino".
A decir de Emerson Segura, periodista y analista político, "la relación entre México y EU ha estado determinada por la singularidad o bien por ser una ‘relación especial’. La asimetría de poder entre ambos países prácticamente está presente desde el siglo XIX, condicionando así este vínculo dispar. Que, mientras para Estados Unidos sólo era un frente más, para México constituyó una amenaza, primero a su unidad política y territorial ante el proyecto expansionista de Estados Unidos y posteriormente ante su hegemonía económica, cultural e ideológica".
A pesar de ser vecinos, coincide Wayne, la conciliación "no fue la perspectiva adoptada sistemáticamente por los líderes de ambos lados de la frontera durante gran parte de los 200 años de relaciones entre Estados Unidos y México. La cooperación entre gobiernos fue, con demasiada frecuencia, la excepción".
Estos 200 años han sido también escenario de acercamientos. Por ejemplo, durante las dos guerras mundiales, momentos en que Estados Unidos requirió de la ayuda de México: la falta de mano de obra, el Programa Bracero, pero también, la cooperación mexicana en el frente. Y El Universal nació justo en mitad de la primera. A partir de 1916, el periódico ha dado cuenta de las altas y las bajas en la relación más importante que tiene México.
"El corazón de la relación bilateral está lleno de tensiones, intereses y coincidencias. Ya sea por la expropiación petrolera decretada por Lázaro Cárdenas en 1939; por el acercamiento de ambos países derivado de la guerra mundial que culminó con una alianza de ambos en contra de los países del Eje en 1942; la necesidad estadounidense de aprovechar la mano de obra mexicana y estimular su economía a través del programa de braceros a mediados del siglo pasado... La integración económica de ambos países a finales del siglo pasado los resignaría a un destino compartido y que a la fecha se traduce en problemas compartidos como la seguridad y la migración", evalúa Segura.
EL DRAMA MIGRATORIO
Es cierto que uno de los elementos clave en estos 200 años de historia fueron y siguen siendo los migrantes. A pesar de ser una nación constituida por ellos, el sentimiento antiinmigrante ha sido una de las grandes preocupaciones y temas abordados por los distintos gobiernos. De George W. Bush a Barack Obama, y terminando con el gobierno actual de Joe Biden, se han hecho esfuerzos por lograr una reforma migratoria que, reconociendo la contribución de los migrantes, permita legalizar su situación. Han sido, hasta ahora, esfuerzos infructuosos, en medio de un gran debate por la visión y el rumbo de país que persiguen republicanos y demócratas.
Estados Unidos ha sido testigo de momentos clave en la historia de México: de la Guerra de Reforma a la caída de Porfirio Díaz, pasando por la expropiación petrolera y los terremotos de 1985 y 2017. México ha visto pasar por Estados Unidos a presidentes como Abraham Lincoln, quien logró forjar con Juárez una amistad singular. O a John F. Kennedy, cuyo asesinato conmocionó al mundo. También vivió, y sufrió, el impacto del momento que marcó el fin de una era: los atentados terroristas en Estados Unidos, en 2001.
SOCIO CLAVE
Con el avance de las economías y la conversión de Estados Unidos en una potencia industrial, económica y política, el comercio se introdujo en la relación binacional. México, como vecino, se volvió también un socio clave para Estados Unidos. 1992 marcó el año en que se firmó el Tratado de Libre Comercio que sentaría las bases de las negociaciones comerciales, y que se convirtió en el antecedente del actual T-MEC. El primero, enfocado prioritariamente en el comercio; el segundo, que incluye temas laborales y ambientales, que son motivo sí, de debate y fricciones, pero que también responden a la preocupación mundial por el calentamiento global, por los derechos humanos. Wayne ve aquí un cambio clave. "A finales de los años 80 y principios de los 90, con la negociación del TLCAN, la situación empezó a cambiar hacia una perspectiva a más largo plazo sobre el valor y la necesidad de la cooperación. Ese acuerdo comercial norteamericano dio a un conjunto creciente de partes interesadas a ambos lados de la frontera un interés duradero en promover la cooperación económica y comercial entre los dos países, con la consiguiente generación de riqueza en ambos países".
Estos 200 años consolidaron la idea del sueño americano. Pero existe un sueño más grande: el que México y Estados Unidos terminen de aprender a caminar juntos y de comprender que sus destinos están inexorablemente intricados, igual que se han fundido sus culturas.
"La relación sigue enfrentándose a muchos retos y a la desconfianza de ambas partes. Sin embargo, los esfuerzos persistentes de líderes, funcionarios, empresarios y líderes de la sociedad civil han forjado relaciones de trabajo más estrechas", detalla Wayne.
Segura menciona algunos, muy actuales. "El gobierno mexicano insiste en que es posible ‘el derecho a disentir’ frente a nuestro vecino del norte. Lo ha hecho en materia eléctrica y energética, al mismo tiempo que la violencia, el tráfico de drogas y la migración en ambos lados de la frontera golpean a ambas sociedades".
Sin embargo, los gobiernos de Estados Unidos y México reconocen la dependencia que tienen el uno del otro. "Hoy nos encontramos en un punto en el que más de un millón de dólares de comercio entre Estados Unidos y México por minuto pasan entre los dos países diariamente. Ese comercio y la inversión relacionada apoyan muchos millones de empleos en ambos países bajo un acuerdo comercial actualizado, USMCA o T-MEC. De hecho, si se combinan los PIB de los estados fronterizos de México y Estados Unidos, el total sería la cuarta economía más grande del mundo", subraya Wayne.
Eso no significa, adelanta, que los graves problemas que existen entre México y EU desaparezcan. "En el ámbito económico, se observan diferencias sobre la gestión de la energía, la biotecnología agrícola, las políticas medioambientales y algunas subvenciones nacionales, por ejemplo. Ambos países se enfrentan a enormes oleadas migratorias. La delincuencia transfronteriza provoca un gran número de muertes por sobredosis en EU y demasiada delincuencia, violencia y corrupción en México".
¿Cuál es entonces la clave para una mejor relación? Wayne lo ve así: "La capacidad de los líderes de tener en cuenta la gran importancia de invertir en la relación entre México y EU por los beneficios que puede aportar, y de forjar soluciones mutuamente beneficiosas para los graves desafíos mutuos... La promesa que se desprende de los 200 años de relaciones bilaterales México-Estados Unidos es más clara cuando los líderes de buena voluntad y visión más amplia ven más allá de sus objetivos políticos y económicos inmediatos para forjar un futuro de creciente prosperidad, seguridad y bienestar para ambos países".