En primer lugar vamos a conocer exactamente lo que significa el término procrastinación, ya que no es algo de lo que se hable habitualmente. En realidad esta palabra proviene del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro, postergación o posposición. Por tanto, la procrastinación es la acción o el hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
El término se aplica en psicología para definir la sensación de ansiedad generada ante una tarea pendiente de concluir. Es un trastorno del comportamiento que a todos nos afecta en mayor o menor medida en alguna ocasión, y que en términos más populares le solemos llamar «pereza» o dejar para mañana lo que deberíamos hacer hoy.
Ocasionalmente es algo normal sufrir procrastinación, pero hay personas especialistas en postergar, son aquellas que se comportan así de manera continuada porque de alguna forma creen que el día de mañana será más adecuado para llevar a cabo una o varias tareas que tienen pendientes. Pero en realidad la procrastinación es un problema de mala regulación y pésima organización del tiempo. Quien pospone o procrastina lo que está realizando en el fondo es una conducta claramente evasiva.
Las situaciones de la vida que más procrastinamos habitualmente
Las tareas del día a día: ir a comprar, limpiar la casa, planchar, hacer las maletas para un viaje, ir al médico, cortarnos el pelo, etc.
El cuidado personal: lo típicos propósitos de cada año nuevo: dejar de fumar, hacer más ejercicio, hacer dieta, realizar mayor formación para mejorar en el trabajo, etc.
Los compromisos con los demás: no resolvemos conflictos de pareja, dejamos para el último día preparar una fiesta de aniversario, aplazamos el hecho de dedicarle más tiempo personal a nuestros hijos, etc. pero también en el trabajo procrastinamos cuando no nos preparamos una reunión o dejamos las tareas para el último momento.
Todo esto provoca en el procrastinador una sensación de caos, de no poder llegar a todo y de frustración, debido a la acumulación de tareas pendientes. También produce sentimientos de insatisfacción, inseguridad, inferioridad y estancamiento. Como consecuencia, además, se termina perdiendo la confianza y el respeto de los demás.
Aunque al parecer las personas que dicen que no tienen tiempo, extrañamente no lo tienen. Pero no nos engañemos, no dicen que no tienen tiempo porque no lo tengan realmente, sino que es exactamente lo opuesto: No tienen tiempo, porque siempre dicen que no lo tienen.
Como casi todo en esta vida, la mente juega un papel crucial en el desempeño y alcance de nuestro verdadero potencial. Gracias a la mente logramos o dejamos de lograr nuestros sueños y deseos. Si no fuese por nuestra predisposición (ya sea positiva o negativa) sería muy fácil decir que el éxito consiste simplemente en tomar acción.
¿Cómo superar la procrastinación?
Para superar la procrastinación, es importante identificar las causas subyacentes y tomar medidas concretas para abordarlas. Aquí hay algunos consejos prácticos que pueden ayudar a las personas a superar la procrastinación:
Establece metas realistas y alcanzables, crea un horario de tareas para asegurarte de que tienes tiempo suficiente para completar tus tareas, elimina distracciones, como las redes sociales, cuando necesites concentrarte en una tarea importante y recompénsate a ti mismo por completar tareas importantes.
Si necesitas ayuda, considera la posibilidad de buscar tratamiento o terapia, como la terapia cognitivo-conductual o la meditación.
¿Cómo la procrastinación puede afectar tu salud mental y emocional?
La procrastinación puede tener un impacto negativo en tu salud mental y emocional. Puede aumentar el estrés y la ansiedad, disminuir la autoestima y la motivación, y llevar a sentimientos de culpa y frustración.
Además, es importante destacar la importancia de trabajar en la autoestima y la confianza en uno mismo para abordar la procrastinación. Muchas veces, la postergación se debe a la sensación de que no se es lo suficientemente capaz o competente para llevar a cabo una tarea, lo que puede llevar a la evitación de la misma. Trabajar en la aceptación de las limitaciones y en el desarrollo de las habilidades necesarias puede ayudar a aumentar la confianza y a enfrentar la procrastinación de manera efectiva.
¿Qué tipos de procrastinación existen?
Existen diferentes tipos de procrastinación, cada uno con sus características propias y causas subyacentes. Algunos de los tipos más comunes son:
Procrastinación por autodudas: ocurre cuando juzgamos nuestras habilidades como deficientes o inadecuadas, lo que nos lleva a valorarnos negativamente y postergar tareas.
Procrastinación por baja tolerancia a la tensión: sucede cuando tendemos a sobreactivarnos en términos emocionales, conductuales y cognitivos ante situaciones de tensión o estrés, lo que nos lleva a evitar o procrastinar.
Procrastinación por evitación: surge cuando nos enfrentamos a tareas que consideramos desagradables o incómodas, por lo que buscamos postergarlas o evitarlas por completo.
Procrastinación por distracción: ocurre cuando nos distraemos con otras tareas o actividades que no son prioritarias o importantes en lugar de enfocarnos en la tarea que debemos realizar.
Es importante reconocer qué tipo de procrastinación estamos experimentando para poder abordarla de manera efectiva y encontrar estrategias que nos permitan superarla.
Procrastinación por autodudas: La autoduda es el reflejo de un proceso autodestructivo. Ocurre cuando juzgamos nuestras habilidades como deficientes o inadecuadas. Por ejemplo, si nos decimos a nosotros mismos: «Yo soy muy lento para escribir», estamos diciendo que la conducta adecuada sería escribir rápido. De este modo, estamos haciendo una valoración negativa de nosotros mismos. Por ese motivo, si hemos llegado a la conclusión de que somos muy lentos para escribir; y no obstante tenemos que redactar un informe, entonces nos vamos a poner tensos, y probablemente lo vamos a postergar, diciéndonos: «Como soy muy lento, mejor lo hago mañana».
La autoduda se va desarrollando en el contexto de la vida cotidiana y nos conduce a una conclusión irracional.