No solo internet es territorio casi exclusivo de los gatos: estos cinco famosos pintores también fueron cautivados por sus felinas majestades
Agencias
México
Que los gatos tienen un encanto único es algo sabido. Y que ese encanto a menudo inspira verdaderas obras de arte, algunas de ellas creadas por grandes nombres de la cultura, también lo es.
Desde los jeroglíficos egipcios hasta la famosa fotografía titulada “Dalí atómicus”, donde el genial pintor catalán “vuela” rodeado de gatos de distintos colores, los michis han tenido un papel protagónico en el arte.
Pintores como la gironí Remedios Varo y la británica Leonora Carrington, ambas con una extensa residencia en México, Marc Chagall o Pablo Picasso, también plasmaron su amor por los gatos en su arte.
¿Te parece increíble? Aquí hay cinco muestras de esa fascinación que tuvieron estos artistas con los gatos.
El paraíso de los gatos
El amor de la pintora catalana Remedios Varo por los gatos es de sobra conocido. De acuerdo con lo declarado en varias entrevistas, debido a lo difícil que es pintar a un gato, solía inventarlos para incluirlos en sus obras.
Así, los gatos de Varo pueden ser vegetales, como “El gato helecho”, testigos de lo místico, como en “Mimetismo”, o padres de un caos cósmico pero al mismo tiempo entrañable, como en su obra “La rabia del gato”.
En “El paraíso de los gatos”, pintura que comparte título con un esencial texto de Émile Zola, los gatos de la pintora corren alegres y libres por un campo presidido por la torre que aparece en la mayoría de sus sueños.
Gato atrapando un pájaro
El genio malagueño Pablo Picasso odiaba a los gatos. Pero no a todos: el mismo desprecio que sentía por los felinos de raza, caseros y bien acomodados, se volvía fascinación cuando se trataba de michis ferales.
En “Gato atrapando un pájaro”, una de sus obras realizadas en el periodo posterior a su Guernica, esa mezcla de rabia y fascinación por el éxito conseguido se combinan en los ojos de un gato muy característico.
De acuerdo con curadoras de arte como Yevgheniia Sidelnikova, en esta obra también se refleja el horror sentido por Picasso al conocer las atrocidades que se vivían en su país, hundido en una Guerra Civil.
Julie Manet
Uno de los mayores representantes de la pintura académica francesa es Pierre-Auguste Renoir quien, según cuentan numerosas biografías, pintó muchos de sus más de 4 mil cuadros con un michi recostado en su regazo.
De hecho, los pelos de gato en sus pinturas son una de esas pistas de autentificación que buscan los verdaderos expertos en el genio francés, quien destacó por su arte en busca de la belleza absoluta.
Su retrato de Julie Manet, sobrina del también pintor Edoard Manet, es una muestra de maestría al plasmar las expresiones de felicidad, tanto de la pequeña modelo, como de su hermoso gatito.
La Poete
Del bielorruso Marc Chagall se dice que es el pintor que se ha acercado más con su trazo a una concepción poética y literaria de una arte eminentemente visual, como lo es, desde luego, la pintura.
Sus cuadros a menudo retratan ensueños e imágenes que solo pueden encontrarse en el subconsciente a menudo acompañadas de expresiones breves o seres que se encuentran en una ilusión profunda.
La Poete es uno de sus cuadros más famosos, y en él conjuga de manera prístina la ensoñación causada por un gato nocturno, que visita como musa el sueño de un escritor que se apresura a capturarlo en letras.
Dalí atómicus
Aunque propiamente Salvador Dalí no es el autor de esta imagen icónica, capturada por el fotógrafo estadounidense Philippe Halsman, sí demuestra la afinidad que el genio de Figueres tenía con los michis.
Se dice que para lograr esta imagen, que se publicó en la revista Time y pronto se consideró toda una pieza de arte, Dalí, Halsman y su equipo tuvieron que realizar 28 veces la coreografía de lanzar los gatos, el agua y, en el caso del pintor, saltar.
Seis horas después, según contó Halsman a la revista Time al describir su imagen, solo los gatos parecían no haber resentido en absoluto la titánica misión.
Nota tomada del Heraldo de México