Desde que ella no está, esta fecha no es lo que antes era para él, incluso hay años que ni siquiera se acuerda que está por llegar esta celebración
Agencias
México
Para Gerardo Perea García el 10 de mayo era una fecha muy especial, pues era el día en el que indudablemente tenía que festejar a la mujer que le dio la vida. Lo primero en lo que pensaba era en comprarle un "detallito", casi siempre le obsequiaba algo que necesitara pero que al mismo tiempo la hiciera feliz. Recuerda que algunos de los regalos que le hizo fueron unos tenis e incluso una vez la sorprendió con unas muñecas para conectar con los recuerdos de su infancia.
Al hacer este viaje al pasado le llegan memorias de que su madre era el eslabón que unía a su familia para festejar el Día de las Madres. Gerardo agacha la mirada y rememora que algunas veces sus compromisos hacían que acudiera a estas reuniones por compromiso, lo que le hace sentir algo de culpa por no haber valorado aquellos momentos de convivencia que hoy ya no puede disfrutar porque su madre murió hace ocho años.
Un 10 de mayo sin mamá, una fecha sin festejar
Verónica García era madre de tres; Gerardo de 23, Erick y Erika de 20 en aquel entonces; dedicó la mayor parte de su vida a la maternidad para sacar adelante a sus hijos y proveerlos de todas sus necesidades, era viuda y el único sustento para ellos. "Jerry" lo sabe muy bien porque al ser el mayor le tocaba salir a trabajar con su mamá para obtener ingresos, pero cuando inició el virus de la influenza, ella se contagió y enfermó gravemente. Estuvo dos semanas hospitalizada, era fumadora y la afección se agravó por esa causa hasta que un día, después de despedirse de su hijo, falleció. Tenía 41 años.
El último día que Gerardo vio a su mamá con vida fue en el hospital, ahí se percató que había en ella un semblante de cansancio, la lucha contra la enfermedad le estaba arrancando su esencia y la vida poco a poco, pero algo que también vio fue preocupación, él creía que su madre no quería morir porque tenía la angustia de dejar a sus hijos. En ese momento él le dijo que no se preocupara, que ellos podrían seguir adelante con todo lo que les había enseñado.
"No quería irse porque le preocupaban sus hijos"
Gerardo cree que su madre, antes de irse, se despidió de él a través de un acto de la naturaleza. Apenas habían pasado unos minutos después de que la había visitado en el hospital cuando sintió una fuerte racha de viento, algo que nunca había sentido y que hasta le erizó la piel. Instantes después le dieron la fatal noticia, luego entendió que aquel momento fue hecho por su mamá para darle el último adiós y que las palabras que le había dicho mientras estaba en cama la habían liberado para finalmente poder descansar en paz.
"Esa no es mi mamá, se está perdiendo su esencia de lo que es. Entonces tuve una platica con ella en la que yo le expresaba que no se preocupara por mis hermanos que ella se fuera tranquila", relata Gerardo.
"Siempre fue el amor de mi vida"
Gerardo veía a Verónica como el amor de su vida, aquel primer amor que se descubre de un hijo hacia una madre; el tiempo y su cercanía fortalecieron su vínculo, la sentía como su amiga, consideraba que era una mujer muy abierta en cualquier tema, se llevaba muy bien con ella, nunca sintió miedo de platicarle cualquier cosa. Amaba lo alegre que era y con una sonrisa se acuerda que ella se la pasaba cantando y bailando.
"Siempre fue el amor de mi vida, fue mi compañera, siempre nos vimos así", piensa de su madre antes de que falleciera. Si bien actualmente su madre es muy importante, su fallecimiento le trajo un resignificado, ahora la ve como una enseñanza de vida y quiere poner en práctica todo lo que aprendió de ella.
El Día de las Madres nunca volvió a ser igual
Desde entonces el 10 de mayo ya no es la fecha que antes era para él, incluso hay años que ni siquiera se acuerda que está por llegar esta celebración, hasta que llega el día y la publicidad embarga a todos lados. Inevitablemente la recuerda y le llega el sentimiento de no estar con ella, pero hace algunas cosas como escribir y bailar para traerla a su presente.
Este reencuentro con su pasado lo hizo divagar al contestar, muchos recuerdos felices y trágicos vinieron a su mente, también aguantó el sentimiento de las lagrimas varias veces. Era como una mezcla de felicidad al recordarla, pero de tristeza al saber que ya no esta. Hoy con 31 años de edad, "Jerry" revive a su madre cada que puede a través de actos de servicio con otras personas, baila y escribe pensando en ella y vive su día a día con el ejemplo que su madre le dejó.
Estas son las palabras que Gerardo le diría a su mamá si pudiera hablar con ella este 10 de mayo:
"Aquí estamos muy bien, los tres pudimos salir adelante, tienes unos nietos hermosos y pues nada, que se sienta orgullosa porque cada uno de nosotros somos personas de gran impacto en el círculo en el que estamos; que se quede muy tranquila y orgullosa porque estamos impactando de una forma que ni siquiera ella pensó que podíamos impactar".
Nota tomada del Heraldo de México