Ya sea como funcionaria pública o como parte de su formación inicial, la cultura ha sido fundamental para la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo
Agencias
México
De alguna u otra manera, la cultura siempre ha estado cerca de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Ya sea como política esencial de su paso por los cargos públicos que ha ocupado o como una parte fundamental de su formación inicial, en el arte ha encontrado “una fuente de inspiración”.
Quienes la conocen saben que se trata de una entusiasta lectora, acostumbrada a promover los libros que le maravillan y que la música, sobre todo la latinoamericana y la tradicional mexicana, animan su día a día. También es amante de la danza y de las culturas de México, que le atraen desde pequeña.
Ese gusto seguramente surgió en la niñez cuando, con sus padres, acostumbraba a pueblear por el país, así entró en contacto con el arte popular, en particular con el textil, que ha pasado a formar parte de su estilo personal.
De niña Sheinbaum ya cantaba con un grupo de música tradicional, donde también tocaba el charango y las maracas, y comenzó a estudiar ballet a los 6 años, disciplina que formó parte de su vida hasta el segundo año de la carrera de Física en la UNAM, actividad por la que finalmente se decantó.
La cultura ha sido además una enseñanza aplicada a la política: “La música nos muestra que la armonía y el trabajo en equipo van de la mano; aprendí la importancia de la perseverancia y la disciplina; cuando tomó una decisión recuerdo la precisión de la ejecución porque el arte y la pasión son fuerzas que transforman el mundo”, ha dicho.
Así, como jefa de Gobierno en la Ciudad de México decidió implementar políticas como la creación de los Pilares, puntos de encuentro para el arte, la educación y el deporte destinados a atender al mayor número de ciudadanía posible; implementó un programa de conciertos masivos, con figuras de talla internacional, a los que, de otra manera, miles no podrían asistir y apoyó espacios independientes que de otra forma estaban destinados a desaparecer.
El arte, considera la presidenta electa, “es una herramienta para el futuro, por ello queremos que el acceso a la cultura y el arte sea un derecho”.
Nota tomada del Heraldo de México