30 de Noviembre de 2024
 

¿Quién fue el creador de la famosa Pomada de la Campana?

Este producto mexicano se ha convertido en un básico dentro de los hogares, pues tiene un sinfín de beneficios para el cuidado de la piel

Agencias

México

Existen muchos productos que se han convertido en un básico indispensable dentro de los hogares y uno de los más famosos es la Pomada de la Campana, uno de los remedios más icónicos y tradicionales en México. Y es que además de su precio bastante accesible, también es conocida por sus múltiples usos para el cuidado de la piel.

 

La Pomada de la Campana no solo es un remedio popular, sino también un ícono cultural en México, pues su lema "Sana Sana con Pomada de la Campana" ha sido repetido por generaciones, convirtiéndose en una frase común en la cultura popular mexicana.

 

Por ello, este producto ha sido parte integral de la medicina tradicional en muchas familias mexicanas, usándose para tratar desde pequeñas heridas hasta quemaduras y problemas de piel. A pesar de la evolución de la medicina moderna, la pomada sigue siendo un recurso confiable en muchos hogares, lo que subraya su duradero legado cultural.

 

¿Quién inventó la Pomada de la Campana?

La historia de esta pomada se remonta a 1953, cuando fue creada por José Guillermo Méndez Santizo, un farmacéutico guatemalteco que migró a México. Méndez Santizo nació en 1928 en Patzún, Chimaltenango, Guatemala, y desde joven se interesó en la farmacología, trabajando en diversas farmacias antes de establecer la suya propia en la Ciudad de Guatemala.

 

Fue en esta farmacia donde desarrolló la fórmula original de la Pomada de la Campana, inspirada en su deseo de encontrar un remedio eficaz y accesible para tratar problemas de la piel, especialmente úlceras y heridas crónicas que no respondían bien a otros tratamientos disponibles en ese momento.

 

En 1951, José Guillermo Méndez logró inaugurar su propia farmacia, superando dificultades económicas con la ayuda de sus hermanos. Sin embargo, fue en 1953 cuando desarrolló una fórmula única para una pomada, conocida más tarde como GMS, destinada a tratar a una mujer que sufría de úlceras en las piernas.

 

De esta forma, su creación no solo demostró su eficacia, sino que también marcó un hito en su carrera, pues décadas más tarde, en 2003, su trayectoria y contribuciones a la comunidad latina fueron reconocidas cuando fue honrado con el título de "Mariscal de la Hispanidad" por la comunidad guatemalteca en Nueva York.

 

A lo largo de los años, la Pomada de la Campana se ha consolidado como un elemento básico en los botiquines mexicanos, utilizada por generaciones para una multitud de propósitos, incluyendo la hidratación de piel seca, tratamiento de labios agrietados, y cuidado post-solar.

 

 

¿Qué ingredientes contiene la Pomada de la Campana?

La Pomada de la Campana contiene varios ingredientes clave que le confieren sus propiedades curativas y protectoras; entre ellos se encuentran:

  • Petrolato: Actúa como un emoliente, ayudando a hidratar y proteger la piel.
  • Óxido de zinc: Conocido por sus propiedades astringentes y protectoras, es efectivo para tratar irritaciones y pequeñas heridas en la piel.
  • Alantoína: Promueve la regeneración de la piel, ayudando en la cicatrización de heridas y la reducción de cicatrices.
  • Vitamina A: Contribuye a la renovación celular y mejora la salud de la piel.
  • Vitamina E: Actúa como antioxidante, protegiendo la piel de los daños causados por los radicales libres y mejorando su elasticidad.

Estos ingredientes trabajan en conjunto para ofrecer una fórmula eficaz en el tratamiento de diversas afecciones cutáneas, desde quemaduras leves hasta la hidratación de la piel seca.

 

Por ello, a pesar de la introducción de nuevos productos y tratamientos médicos, la Pomada de la Campana ha logrado mantenerse vigente, adaptándose a las necesidades modernas sin perder su esencia tradicional. Y en la actualidad, sigue siendo un producto de confianza en muchos hogares, valorado tanto por sus propiedades curativas como por su bajo costo.

Nota tomada del Heraldo de México


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