El reportaje y colaboración presentando a Jorge Rogelio Rojas Salazar.
CHARRERÍA MARTINENSE CON JORGE ROGELIO
La colaboración de los amigos César David Español, Salvador Cruz y Adolfo Orea.
Amigos el día de hoy en enfoque cultural nos dimos el tiempo de charlar con Jorge Rogelio Rojas Salazar, joven nacido en nuestro bello municipio de Martínez de la Torre, hijo de la señora Karina Maydeé Salazar Alvarado gran amante de la charrería y de uno de los artes más elegantes y que nos identifican como mexicanos, el “floreo de reata” deporte propio del charro mexicano, el cual utiliza una reata de ixtle (Cuerda más gruesa de lo normal) para llevar a cabo una de las artes que pese a ser un ejercicio sumamente difícil conlleva a algo igualmente hermoso.
Florear, en el sentido charro, es soltar el lazo para describir figuras precisas con él manteniéndolo abierto en todo momento.
Cabe destacar que se puede florear a pie o a caballo y las formas que en la actualidad hacen los nombrados charros son tan variadas como bellas y difíciles: PASADAS, CAMBIOS, RESORTES, GIROS, CRINOLINAS, ESPEJOS, ARRACADAS son solo algunas de las tantas formas que la reata forma en el justo momento en que parece tomar vida en las manos del floreador a quien también podríamos llamar artista y las cuales nuestro entrevistado el día de hoy practica y perfecciona día con día desde la edad de los 10 años, todo gracias a su amigo de la infancia Saúl Martínez Morales quien un cierto día lo llevase a darle de comer a un caballo en el Lienzo Charro de Martínez de la Torre y sería entonces donde un cúmulo de coincidencias le llevarían a observar por primera vez este bello arte de donde quedaría enamorado de tal despliegue artístico, justo en ese lugar es donde conocería a uno de los primeros charros que llegaron a nuestro municipio, el señor Domingo Quintanilla, originario de Monterrey, Nuevo León, quien al ver su gusto por observar el floreo le invitaría a ser su alumno y así mostrarle lo bello que es este mundo, camino que no sería nada fácil al presentarse ciertas adversidades propias de dicho arte pero con el tiempo con planeación, esfuerzo y trabajo permanente pero sobre todo el deseo y la propia estimulación, llegaría a un buen puerto.
Aproximadamente en marzo del 2010 en un evento llevado a cabo en la ciudad de Papantla bajo la categoría “Jineteo de toro (Jinete novillo)” haría su primera presentación en el mundo de la charrería, es en este punto donde Jorge nos cuenta con orgullo y mucha gracia cómo en aquella ocasión pese haber calentado previamente en un toro mecánico, en la llamada hora de la verdad (su momento de montar al toro) desafortunadamente el novillo lo tiró, experiencia que le causaría mucha tristeza ya que era su sueño estar participando justo en dicho evento con la edad que tenía pero que también le sirvió para reafirmar que esto era lo que él quería.
Sería unos meses más tarde donde al lado de su maestro Domingo Quintanilla por fin demostraría sus cualidades lo que sería su “Suerte” (exhibiciones ecuestres calificadas por los jueces tanto por su estilo como por su ejecución entre las que se encuentran la CALA DE CABALLO, PÍALES EN EL LIENZO, COLAS, ESCARAMUZA, JINETEADA DE TORO, TERNA EN EL RUEDO , JINETEADA DE YEGUA, MANGANAS A PIE, MANGANAS A CABALLO, PASO DE LA MUERTE y CHARRO COMPLETO) sello en el arte del floreo en una demostración llevada a cabo en conocido Jardín de niños de Nuestro Municipio el primer día que floreó en público en un evento.
Desde ese día todo sería un camino exitoso que día con día se sigue forjando y que Jorge nos narra con gusto, no sin agregar algunas de sus anécdotas más trascendentales y que le forjaron la valentía que necesitaba para esta labor “En cierta ocasión me rebotó un portón en la cara como de 150 kilos al rebotar una yegua a todo y yo estaba del otro lado me abrió la frente y el labio, en otra ocasión, me pateó un potro y me fracturó el peroné así como también me he caído de toretes y caballos”.
En definitiva el floreo es difícil porque lleva mucho trabajo y tiempo llegar a dominarlo; es hermoso así como bello porque muchas de las figuras descritas semejan alas de mariposa, pétalos de flores o gotas de agua; y es característico del charro mexicano porque le ha dado éste tal elegancia y cadencia al floreo que llega a admirar al más diestro lazador. Si bien se ha visto florear en otros países, sin afán de hacer menos a nadie, en ningún lugar se florea como en México y claro está Martínez de la Torre, tiene específicamente su estilo.
Él es Jorge Rogelio quien en unos días se aventurará a llevar su talento a Reynosa, Tamaulipas para impartir su tradición a jóvenes de ese bello estado.