26 de Noviembre de 2024
 

Cuarenta años sin José Revueltas / Elena Poniatowska

En el panteón Francés de La Piedad la voz de Martín Dozal grita el primer rechazo:

–¿No se da usted cuenta de que no queremos oírlo, señor?

Siguen vivas y goyas a Revueltas, abajos y mueras a Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación durante el sexenio de Luis Echeverría. En realidad, hombres y mujeres protestan contra esa apropiación que el gobierno hace del intelectual que antes persiguió y encarceló.

La primera fue la de David Alfaro Siqueiros, quien ganó su libertad al abrazar (¡oh, cuán absurdamente!) a Adolfo López Mateos, a quien había denostado en sus viajes por América Latina. País al que llegaba el presidente de México, país en el que le preguntaban por los presos políticos mexicanos. A diferencia de Revueltas, a Siqueiros siempre lo acompañaron fanfarrias y tambores, un estruendoso tributo nacional. Mejor que nadie supo levantarse un monumento a la posteridad.


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