¿Glastonbury? ¿Coachella? ¿Lollapalooza?
No, el festival más grande del mundo se celebra este fin de semana, en Bélgica, y se llama Tomorrowland.
Para llegar a aquí, se tiene que abordar un tren desde Amberes o Bruselas y caminar algunos kilómetros por el pueblo de Boom, que durante algunos días deja de ser una tranquila localidad de 19 mil habitantes para convertirse en la fiesta más grande del mundo. Más de 200 mil personas desfilan día y noche por sus calles durante todo el festival. Es la gente del mañana.
Han pasado más de 10 años desde que se celebrara por primera vez el llamado festival más grande del mundo, un evento que se ha convertido en toda una experiencia para los fans de la música electrónica, quienes aseguran que esta es ‘una experiencia que se debería vivir al menos una vez en la vida’.
Pero, ¿qué es lo que hace que un festival de música electrónica llegue a ser tan especial, al punto de vender todas sus localidades en menos de 4 minutos?
Desde sus inicios en 2005, Tomorrowland pretendía ser algo más que música. Lo que quería era crear magia y empatía con una generación que lo único que quiere es vivir al máximo cada momento de su existencia. No en vano, el lema oficial del festival es “Ayer es historia, hoy es un regalo, mañana es un misterio”. Con estos valores, el evento dejó de ser un festival para convertirse en toda una nación, en la tierra del mañana. Aquí no existen fronteras ni nacionalidades. Aquí todos tienen cabida.
LA TIERRA DEL MAÑANA
15 escenarios, más de cien actos en vivo, una decoración que simula un cuento de hadas y de la que se cuida hasta el más mínimo detalle y, por supuesto, un discurso que incita a los asistentes a ser “Gente del Mañana”.
La zona de camping se ubica en las afueras del festival y es conocida como DreamVille. Los asistentes pueden llegar con su propia tienda de campaña o rentar alguna que a su llegada estará perfectamente instalada.
Si esto no es suficiente, existen opciones que permiten alquilar un búngalo para dos personas por 600 euros o, si el presupuesto lo permite, una casa con sauna, alberca y jacuzzi por la módica cantidad de 9 mil euros. Porque, claro, en esta nación también existen clases sociales, ¡papawh!
Aunque, de hecho, el dinero no lo es todo en esta vida, y menos en Tomorrowland, donde se usa una moneda propia que rige absolutamente todas las transacciones que se realizan al interior del festival. Desde comida, cervezas y souvenirs, hasta experiencias que te permiten ver a los actos principales desde un lujoso palco, con champagne y delicatessen preparados por reconocidos chefs.
En otro espacio del festival, uno puede disfrutar de un área de descanso, con sillones, masajistas y –por supuesto– jacuzzis porque ¿quién no ha soñado con ir a un rave de 100 mil personas para meterse a un jacuzzi y relajarse mientras escucha la presentación de Alesso?
LA PRIMERA NOCHE
En su primera jornada, Tomorrowland explotó con las presentaciones de Guetta, Armin Van Buuren y Tiestö. Este último creó, junto a Budweiser y Corona, una canción inspirara por y para el festival: Infected:
Cerveza, fuegos pirotécnicos, mucha música y fiesta sin parar han hecho de Tomorrowland algo más grande que un festival. Sí es una verdadera nación, con habitantes fraternales lejos de los espacios donde la división es constante y peligrosa.
En Tomorrowland, y al menos por un fin de semana, cada día se reúnen mas de cien mil personas de todas partes del mundo, incluyendo a varias decenas de mexicanos. Cuando platico con un connacional y le pregunto qué es lo que hace que este festival sea tan especial, me responde: “Tomorrowland no se desvanece, es un festival que permanece y se mantiene con la misma intensidad durante todo año”.
En ese momento, entendí los mensajes que aparecen una y otra vez en las pantallas del festival:
“Esta es tu vida, haz que cada segundo sea legendario”.
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