Un 2 de noviembre hace muchos muchos años nacía una de las reinas más famosas y controversiales de la historia de la monarquía francesa. No fue por el éxito de su mandato, ni por su preocupación por el bienestar del pueblo que María Antonieta se hizo famosa -más bien todo lo contrario-.
A diferencia de Catalina la Grande o de Isabel I, esta reina francesa pero de origen austríaco no se involucró ni comprometió demasiado con su país y su pueblo, sino que adoptó una postura más liberal y sin ataduras, reflejada a la perfección en su famosa frase: ''Déjenlos comer pastel'' (aunque hasta el día de hoy se duda si fue real).
Y a pesar de que no eligió el mismo camino de muchas otras reinas que lucharon por su nación, logró marcar la historia de otro modo. Además, no deja de ser un ejemplo de mujer independiente y poderosa (sí, estaba casada pero su vida no giraba en torno a eso).
Mira todas las enseñanzas que nos dejó...
Sé fiel a tu género
Como era tradición en la época, por una cuestión de reinado, los hijos varones eran celebrados con mucho más entusiasmo que las mujeres cuando nacían. No obstante, cuando nació María Teresa, su hija mayor, la reina ignoró los asuntos monárquicos y fue muy feliz al recibirla -incluso se dice que fue su hija preferida-.
María Antonieta también se preocupó mucho por formar un grupo de buenas amigas con las que se pasaba horas divirtiéndose. Un gran ejemplo a seguir de que entre nosotras debemos llevarnos siempre bien y evitar toda rivalidad.
Depende solo de ti
Otra cualidad de María Antonieta que la diferenció de muchas mujeres de la época fue su independencia. En lugar de esperar siempre a su marido y estar pendiente de dónde estaba todo el tiempo, ella logró llevar una maravillosa vida sin la presencia constante de su esposo.
Y si bien tenían una buena relación (aunque faltaba pasión) ella jamás se privó de nada para satisfacer a su marido.
Sé valiente
A pesar de que María Antonieta tuvo comportamientos inaceptables y descuidó a su pueblo, también tuvo que ser valiente para enfrentar muchos momentos y situaciones para las cuales era muy joven. Y si bien hubo muchas dificultades en el camino, logró ser la delfina de Francia por un tiempo, que de hecho era lo que su madre deseaba.
Ámate a ti misma
Tal vez María Antonieta se excedió un poco, pero lo que siempre tuvo presente fue la relación consigo misma. No hacía terribles dietas ni enormes sacrificios para verse hermosa, sino que se amaba tal y como era y consideraba que darse gustos (con demasiada frecuencia) era lo mejor que podía hacer. Se dice que hasta tenía su chocolatero personal, ¿lo imaginas?
Otros podrían criticarla o tener malas opiniones sobre lo que hacía pero la confianza en sí misma jamás le impidió tener todo lo que quiso (aunque contribuir a fundir un imperio no fue definitivamente la mejor elección).
Nunca pierdas tu identidad
María Antonieta no adoptó el estilo ni el comportamiento propio de todas las reinas de Francia, sino que creó y fue fiel a sus gustos e ideas. Lo demostró mucho en cómo elegía vestirse, ya que se negaba a usar vestimentas extravagantes como se pretendía.
Sin dudas así es como deberíamos actuar todas, en lugar de seguir las reglas del mundo de la moda, ser fieles a nuestro corazón y vestir todo lo que nos hace sentir cómodas y auténticas.
Encuentra tu propia felicidad
A los 15 años se vio obligada a renunciar a sus derechos al trono de Austria y contrajo matrimonio con el futuro rey de Francia al que nunca antes había visto. Su madre decidió que era lo mejor que podía hacer por ella, sin ni siquiera consultarle.
A pesar de que la separaron de su familia, se casó con un hombre del que nunca se enamoró y sentía una enorme presión por parte de la corona francesa, María Antonieta encontró su propia felicidad allí. Poco a poco fue descubriendo actividades y personas que les daban calidez a sus días. No esperó que nadie trajera felicidad a su vida, sino que ella misma la construyó.
¡Y así deberíamos actuar todas!
Su final no fue tan encantador como su vida, pero de lo que no caben dudas es que en vida no tuvo ningún arrepentimiento. Su vida no estuvo repleta de sacrificios ni méritos políticos, pero es importante destacar que fue víctima de mucha presión, soledad y discriminación que supo enfrentar como una mujer fuerte y poderosa.
¡Feliz cumpleaños, María Antonieta!