Maestro Leopoldo García Guerrero
Por César David Español Pasos
Amigos de “Enfoque Cultural” Martínez de la Torre tiene muchísimo talento y una cantidad enorme de grandes personajes, curiosamente muchos martinenses desconocemos de esta gente tan talentosa y es por eso que en esta ocasión queremos brindar nuestro espacio para hablar de uno de los personajes más ilustres que tiene nuestro municipio, el maestro Leopoldo García Guerrero.
Nacido en el lecho de una familia modesta y humilde, el maestro Leopoldo García Guerrero es un ejemplo de aquellos que se esfuerzan, comparten y triunfan.
Nació en Martínez de la Torre un 15 de noviembre de 1962, sus padres fueron Juan García, originario de Toluca, Estado de México, su madre Zenaida Guerrero Domínguez, de la congregación Zapotitlán, municipio de Atzalan, Veracruz. Su hermano Juan (quien es contador), Jorge (médico), Gloria Lina (estudió belleza), Oscar Martín (ingeniero agrónomo), Lucía (trabajadora social) Carlos (el más pequeño, solo terminó la preparatoria).
El maestro Polo cursó la primaria en el Centro Escolar Patria teniendo como maestros al director, Miguel Bonilla Barroso, y recibió cátedra en los grados del primero al sexto, por parte de las maestras Juanita Peregrino Camacho, Sonia Araceli Contreras, Xóchitl Adela Osorio Martínez, Alain Pensado Ramírez, Blanquita Garcés y Miguel López Moncada.
Su preparación académica continuó en la escuela secundaria general José María Mata y el bachillerato en la Preparatoria Oficial Diurna. Con muchos sacrificios, emigró a la Ciudad de México para estudiar educación física, lamentablemente la Escuela Nacional de Educación Física le quedaba muy retirada en aquel año de 1979 hecho que hacía que su sueño de convertirse en maestro de educación física, se esfumara.
Dicha carrera lo vinculaba con una actividad apasionante: la danza, pues ya empezaba a darle vueltas en su mente esa vocación que marcaría su vida.
Otra circunstancia difícil era que su madre le advertía que, si deseaba continuar estudiando, lo haría con su propio esfuerzo y recursos que, por cierto, eran nulos. Pero había una alternativa y era ir a vivir a la Ciudad de Xalapa con sus hermanos.
Sin embargo, surgió una opción que le abriría los caminos. Fue así que le dijo a su madre que quería dedicarse a jugar fútbol entre tanto se presentaba la etapa de reinscripción en la facultad de contaduría pública en la ciudad de Xalapa.
En aquella fecha se apertura en su ciudad natal la temporada de fútbol de la tercera división profesional y él, con ese espíritu que le ha caracterizado siempre, donde tenía como premisas la dedicación, la disciplina y el empeño, logró su objetivo.
Fueron diversos los mentores que tuvo en la escuela Preparatoria y algunos que fueron fundamentales en su vida deportiva. En los estudios y en el deporte siempre fue el primero en llegar tanto a las aulas como a las canchas deportivas.
En esta actividad deportiva empezó a destacar jugando en los niveles estatales y nacionales y la profesional, dejándole experiencias inolvidables.
Pero aquí viene el maravilloso encuentro con las bellas artes cuando al parejo con la actividad deportiva como jugador de fútbol, inició un proceso como bailarín en varias escuelas de Martínez de la Torre, advirtiendo que desde la primaria le atraía el baile convertido en arte.
Lo prometido a su mamá tuvo efectos positivos ya que estudió para Contador Público y así cumplirle a su madre con una carrera, una manera honesta de ganarse la vida e ingresar recursos para la familia.
Luego de incursionar por breve tiempo como empleado de un banco de crédito rural, descubrió que eso no era su pasión, no llenaba sus expectativas, pero sí la danza pues ya había anidado en su mente crear un gran ballet que desde sus primeros años le dio el nombre de Xochipitzahuatl “Flor Menudita”. Sus primeras rutinas las desarrolló a espaldas del palacio municipal sin percibir ingreso alguno.
Ilusión que finalmente cristalizó en resultados satisfactorios en 1982 cuando al realizar su primera presentación pública, que, aunque accidentada, le dio la esperanza de estar cerca de concretar sus sueños.
Como un milagro divino, conoció en la Ciudad de México al señor Joseph C. Fischer quien le recomendó sumarse al grupo encabezado por el señor Kennet Johnson, traductor en el consulado americano y quien tenía la encomienda de guiar a maestros de danza que eran originarios de los Estados Unidos e iban a los estados mexicanos de Chiapas y Oaxaca.
Con esta magnífica oportunidad, el joven Leopoldo García Guerrero se integra en este proyecto ya que, al decir de Fischer, como Polo conocía la cultura y el arte mexicano, era recomendable realizar ese viaje por dos meses. Al convertirse en un excelente guía que mostró las bellezas naturales, culturales, de arte y folklor del sureste mexicano, generó una invitación que no rechazó: Conocer los Estados Unidos de Norteamérica y trabajar en escuelas públicas de aquel país. Pero antes, sus maestros decidieron conocer Martínez de la Torre y comprobar el ambicioso proyecto del Ballet Xochipitzahuatl para respaldarlo.
En 1988 viaja a la Ciudad de México y dos años después, con las maletas llenas de ilusiones, viajó a los Estados Unidos de Norteamérica para ingresar al National Louis University, llamado anteriormente National College of Educatión, en Evanston, muy cerca de la ciudad de Chicago. Centro educativo de prestigio como en México la Escuela Normal Superior.
Aquí la historia comenzó a escribirse con mayúsculas en la vida del artista… La escuela piloto “María Saucedo Magnet”, dirigida por la estupenda maestra Karen Morris, la advirtió que si funcionaba, se quedaba y si no, tendría que regresar a su país. Ese fue el inicio de una interesante aventura en Chicago que lo impulsó a la realización del gran proyecto de su vida. La mano benefactora y generosa del doctor Fischer siempre estuvo a su lado como un ángel guardián.
Aún hoy en día mantiene vida en su mente el recuerdo de cuando los maestros estadounidenses le encomendaron conseguir un lugar adecuado para iniciar su anhelado proyecto en Martínez de la Torre. De entrada, le hicieron entrega de un sobre conteniendo una cantidad suficiente para cubrir el costo de la renta por un año, la duela, espejo, barras, zapatos y playeras para todos los integrantes del ballet e instaló en Matamoros 202 la escuela de Danza del Ballet Xochipitzahuatl en la década de los ochentas.
De inmediato, se emprendieron los trámites para registrar el Centro Cultural Xochipitzahuatl como una asociación civil en 1995, con domicilio en la esquina de Lázaro Cárdenas y Carolino Anaya de la colonia Ejidal.
Hombre agradecido, no olvida a quienes le brindaron los conocimientos de los bailes, el folklor y la cultura, conocimientos que poco después él compartió a quienes guió, convirtiéndolos en artistas destacados. Y también a quienes fueron sus inolvidables mentores como Miguel Vélez Arceo y José Luis Casasco Cenobi, los que le enseñaron con propiedad y sapiencia el folklor de otros países como Panamá, Brasil, Perú, Alemania, Italia y África.
Inquieto viajero e investigador por excelencia, “Polo”, como le gusta que le llamen, participó en el año 2008 con el Instituto de Investigaciones y Difusión de la Danza Mexicana, A. C., para la edición del libro “Investigando la Danza Mexicana con paradigma humanístico interpretativo”, en coautoría con el doctor Joseph C. Fischer, cuyo contenido es una interesante antología de investigaciones de la cultura y folklore mexicano. Así mismo, en el año 2019, presenta en la ciudad de Tantoyuca, el libro “La Viejada: Danza Mágica del Xantolo, una Investigación Cualitativa”, trabajo literario que comparte con el doctor Joseph Fischer.
Leopoldo García Guerrero y su Centro Cultural Xochipitzahuatl se han convertido en el referente obligado de la cultura y el arte en Martínez de la Torre, algo que le faltaba en el engranaje cultural.
De tal suerte que, en atención a esos altos méritos, el Ayuntamiento de Martínez de la Torre, consecutivamente, le han otorgado reconocimientos y la medalla “Martínez de la Torre”, tanto al maestro García Guerrero como al CCX, por su gran aporte a las manifestaciones artísticas dentro y fuera de las fronteras y eso ha puesto de manifiesto su gran calidad como institución de cultura, legado del maestro Leopoldo García Guerrero.
En el ámbito de la danza, Leopoldo García Guerrero se ha ganado a pulso ser miembro distinguido del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana, por la gran difusión que le ha dado a esta actividad del arte dancístico.
Por su prestigio, el Centro Cultural Xochipitzahuatl y Leopoldo García Guerrero, fundidos en uno solo, se han convertido en el referente obligado de la cultura y el arte en Martínez de la Torre. Mucho ha contado la entrega de los maestros que atienden los diversos niveles de la danza, la música y la pintura quienes han aportado lo mejor de ellos para prestigiar este recinto cultural. Igualmente, en este espacio se han presentado diversas obras literarias de escritores locales, del país y extranjeros, quienes han encontrado aquí, respaldo absoluto.
Y es así como la historia reafirma su confianza en el futuro, sobre todo cuando Leopoldo García Guerrero le ha legado a Martínez de la Torre tanto, siendo un digno representante más allá de sus fronteras; esta dotación de arte y cultura que ahora se amalgama con el desarrollo económico de un pueblo que cimienta su futuro en el esfuerzo y entrega cotidiana en la actividad citrícola, que le han dado un lugar en el contexto mundial, al ser conocida como la Capital Mundial del Limón Persa y al Centro Cultural Xochipitzahuatl, catedral de la cultura y el arte, orgullo de los martinenses.