Los festejos del centenario del América comenzaron ayer. Las Águilas se coronaron en la Concacaf y regresarán al Mundial de Clubes de Japón tras imponerse 2-1 a Tigres (4-1 global) en el estadio Azteca.
Los regios habían perdido una final ante los azulcrema en diciembre de 2014 y 16 meses después volvieron a quedarse con las manos vacías.
Tigres planteó un partido para que América no marcara. Fue dueño del balón durante la gran mayoría del partido y el equipo local no tuvo otra más que encerrarse en su propio campo durante el primer lapso. Aún, así las Águilas se aproximaron al arco de Nahuel Guzmán en rápidos despliegues.
En cambio, los felinos pocas veces pisaban el área rival, pese a que controlaban el esférico. Fue hasta el 39 cuando al fin tocaron puerta con un riflazo de Rafael Sobis que el portero Hugo González rechazó con las piernas, lo que provocó una serie de rebotes que favorecieron a Sobis y el brasileño retrasó a André Pierre Gignac, quien sin marca mandó a guardar el balón.
Los regios necesitaban sólo un gol para llevar la serie a tiempos extra y tenían 45 minutos para lograrlo.
El partido no cambió de tono hasta el 68’. Para ese momento, Michael Arroyo tenía tres minutos en el campo, recibió el balón por izquierda y comenzó un recorrido hacia el centro y desde tres cuartos de cancha sacó un disparo imparable a la esquina inferior de Nahuel.
A partir de ese instante el partido comenzó a abrirse y América se acercó con más peligro que Tigres, que en realidad ya había muerto. Los norteños se cayeron en lo anímico y sufrieron también en lo físico. Al 85’, Tigres recibió el tiro de gracia con un penal bien convertido por Osvaldo Martínez, quien mandó la bola con rencor al ángulo.
“Es una felicidad inmensa, queríamos repetir en el Mundial de Clubes y trabajamos duro para conseguirlo”, aseguró durante los festejos Darwin Quintero, quien salió lesionado en el primer tiempo.