EL UNIVERSAL
PAPANTLA, VER.- Los Pájaros de Tierra, mejor conocidos como Voladores de Papantla, son los encargados de continuar el ritual milenario que es asociado con la fertilidad y que los nativos totonacos realizaban cada año.
La Ceremonia Ritual del Volador está reconocida a nivel internacional, pues fue inscrita en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco en 2009.
En la antigüedad, los voladores eran sacrificados y su sangre era la encargada de purificar la tierra y ayudar a la fertilidad. En la actualidad, para tener presente esos orígenes, los totonacos lo hacen a través de su vestimenta.
Los trajes son de color rojo para simbolizar esa parte del ritual. El penacho es un paisaje y representa al quinto elemento: el sol, dador de vida. En tanto, las cintas de colores que cuelgan del penacho simbolizan el arcoíris que se crea cuando se cruzan la lluvia y el sol.
"En la banda roja que cuelga del hombro se pueden observar unos flequillos amarillos, representan al sol y en el mandil, así lo llamamos nosotros, los flequillos blancos simbolizan la luna, abajo de toda esta vestimenta llevamos nuestro traje tradicional totonaco en color blanco", explica el joven Bruno, de sólo 17 años, quien pertenece a la escuela de voladores de la zona de Tajín.
El ritual de estos intrépidos está integrado por cinco danzantes; cuatro de ellos representan los puntos cardinales. El quinto elemento se coloca en lo alto del poste, se pone de pie, danza y toca el flautín, mientras todos descienden de cabeza y girando atados de su pie con una cuerda.
El poste en el que se realiza todo el ritual es cultivado y cosechado por ellos. Previamente, los cinco totonacas piden permiso a la madre naturaleza para danzar alrededor del palo elegido.
Este palo milenario proviene de un árbol de frutillas, en cuya colocación no se utiliza grúa, sino que es cargado por cerca de 150 personas de la población.
Antes de emprender el vuelo y para que se pueda llevar a cabo, los voladores piden la bendición de "los abuelos", que son los adultos mayores encargados de pasar la tradición de generación en generación. Luego hacen un baile de ofrenda ante San Miguel Arcángel, con incienso para mostrar sus respetos.