Juan David Castilla
Productores pecuarios de Veracruz y Puebla admitieron que la producción de forrajes en el país enfrenta desafíos significativos debido al cambio climático.
Sin embargo, algunos de ellos han recibido apoyo por parte de la iniciativa privada, en este caso de Granjas Carroll de México (GCM), para mitigar dicha problemática.
Esto ha permitido la implementación de un sistema de rotación de cultivos en ambas entidades federativas que incluye la producción de silo de maíz en el ciclo primavera-verano y avena en el ciclo otoño-invierno, con el objetivo de cubrir periodos de producción de praderas y proporcionar abundante material para la conservación de forraje.
Desde su implementación, en 2023, los productores han logrado más de 60 hectáreas y más de 30 hatos de ganado vacuno lechero con una inversión de 246 mil 300 pesos.
Detallaron que los resultados para el periodo 2023-2024 incluyen una producción de entre 65 y 70 mil kilogramo/hectárea de silo de maíz y entre 250 y 300 pacas de forraje de avena, asegurando una disposición permanente anual de forraje para los hatos ganaderos.
Recordaron que el proyecto tiene como objetivo general contribuir a la producción eficiente de forraje destinado a la alimentación del ganado vacuno lechero, garantizar un abasto permanente de forraje, manejar eficientemente las praderas para alcanzar una alta productividad animal y desarrollar capacidades para la mejora continua en el suministro de forraje, lo que ayuda a los productores de la región.
Lo anterior se realiza con la planificación en el uso y combinación de recursos forrajeros, considerando factores como la fertilidad del suelo, la rotación de cultivos, la preparación del suelo, métodos de siembra, riego, control de malezas y plagas, y el manejo de la cosecha de avena y ensilaje de maíz.
El proyecto de praderas de forraje, implementado por Granjas Carroll, busca contribuir a los impactos del cambio climático con la producción de forrajes en Puebla y Veracruz, una región difícil para la agricultura por su clima frío y seco.
Con una inversión considerable y la colaboración de productores locales, se busca garantizar la sostenibilidad y eficiencia en la producción de forraje para el ganado lechero, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la economía local.