La madrugada del sábado, Paula María Castañeda Flores murió, ella era una niña de 10 años quien vivía en condiciones de extrema pobreza; se despidió del mundo con un cuerpo que parecía de un bebé de 18 meses, minimizado por la desnutrición en Mazatlán, Sinaloa.
La niña, quien era huérfana de madre y estaba al cuidado de sus hermanos, fue trasladada al hospital cuando su padre, un asistente de albañil cuando un presentó dificultades para respirar.
Su caso se conoció entonces, cuando un diario local reportó sobre la precariedad extrema en la que vivía; llovieron apoyos económicos y su salud empezaba a mostrar progresos pese a que de principio, los médicos no dieron muchas esperanzas.
Pero pese su rápida difusión, la menor no resistió y sucumbió ante un paro cardíaco.
Paula María fue internada el 3 de septiembre en el Hospital General de Mazatlán, pese a su edad, el desarrollo físico y emocional había quedado estancado por la deshidratación y desnutrición, como si sólo hubiera crecido unos meses y no 10 años.
No hablaba ni caminaba. No podía sostenerse en pie, su cuerpo era débil.
Su vida estuvo llena de carencias, su padre apenas le prestaba atención, la bañaba cuando podía y le daba de comer lo que tenía.
Creció en un hogar de lonas y tablas, sin agua, sin luz y hasta sin puerta.
Su único protector fue su hermano Jesús de 13 años, quien se dedicó a cuidar de ella mientras su padre trabajaba.
“Pues ya no fui a la escuela, me quedé con ella, le echaba vueltas todo el día, porque yo también tengo que hacer mandados para comer”, contó Jesús.
Sus cuidados iban más allá de velar sus sueños, pues cuando enfermaba, él se convertía en su “mamá-hermano”, como lo describen sus vecinos.
“Pues su papá se tiene que ir a trabajar, pues él se quedaba con la niña, le echaba vuelta, la cambiaba de pañal, de ropa, la tapaba, ella dependía de él”, comenta un vecino.
Su caso conmocionó a Mazatlán, donde varias personas y organizaciones ofrecieron su ayuda, incluso políticos y empresarios; pese a todo, la pequeña falleció.
Su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, emocionales, materiales, “la marginación de Sinaloa le costó la vida”, concluyó Sin Embargo.
Vía Sin Embargo a través de Regeneración.