25 de Noviembre de 2024
 

Con su casa a punto de caer y sin compañía, don Antonio pasará este sábado la Navidad

En una casa de lámina y madera de no más de dos metros de ancho por 3 de largo vive don Antonio Magaña, un hombre de 56 años que lucha cada día por seguir adelante.

Su hogar se ha convertido en un lugar peligroso para vivir, pues por el paso del tiempo y los estragos del clima, las láminas del techo están por colapsar. Durante el último evento de norte las cosas empeoraron, tanto que prefirió dormir en la banqueta de la calle para evitar quedar aplastado por el material de la casa.

 “El nortecito este que paso el domingo casi tira un pedazo y dije Dios mío a ver si no se lleva todo. Mis papales, mi ropa se me ha mojado”, comentó.

A don Toño como lo conocen los vecinos del callejón 20, de la colonia Agustín Acosta Lagunes,  le ha sido difícil encontrar un trabajo estable, los últimos años se ha dedicado a la recolección y venta de chatarra, ofrece sus servicios como jardinero, “chalan” de albañil o cualquier otro trabajo honrado que pueda dejarle para comer o incluso donde le puedan ofrecer un pan.

Él, a pesar de que en ocasiones no lleva ni un peso en la bolsa, se rehúsa a pedir limosna en la calle o peor aún a delinquir.

“Quizás si hay trabajo pero para uno que ya es una persona madura no es fácil. Yo si tengo secundaria, tengo primaria, se leer, se escribir, lo básico y en las compañías de guardia yo quería entrar pero ya se redujo la edad, ahora reciben gente de 45 y yo digo ay Dios mío que voy a hacer”, comentó mientras frotaba sus manos por la ansiedad que le provoca recordar las veces que le han cerrado la puerta.

Don Toño, por la falta de recursos no ha podido levantar el techo de su vivienda y cada noche duerme con el temor de que caigan las láminas sobre él.

Vestido con su chaleco color café, un pantaloncillo corto de mezclilla y sandalias negras, don Antonio de piel morena y curtida por el sol, aprovechó el medio para pedir ayuda, sabe que no podrá resolver el problema solo, pero asegura que pagará con trabajo, pues está convencido de que nada en la vida es gratis.

“Yo digo Dios mío, señor si yo todavía me puedo ganar por mis propios medios una moneda y nadie me da trabajo”, dijo con un esbozo de sonrisa tímida en el rostro.

Su hogar no cuenta con agua ni energía eléctrica, sus noches las alumbra con veladoras y en temporadas de calor prefiere dormir en la acera pues dentro de su casa las láminas incrementan aun más la temperatura del ambiente.

Adentro, sólo se observa cartón apilado, plásticos, latas, materiales reciclables, no hay un sólo mueble. La poca ropa que utiliza la tiene amontonada sobre botellas y latas vacías.

De su familia no quiso hablar, sólo dejo entrever que hoy está pagando por los errores que de joven cometió. Dijo que logró dejar de fumar y de beber, primero por voluntad propia después porque le era imposible comprar “sus vicios”, ahora prefiere refugiarse en la Iglesia.

Don Toño vive en situación vulnerable, a pesar de eso todas las mañana se levanta con la esperanza de trabajar para llevar a su estómago alimento, pues ha perdido ya varios kilos por su precaria situación.

Con más de medio siglo de vida, don Antonio pasará esta navidad sólo, pues ni mascotas se anima a tener ya que dice, apenas le alcanza a el para comer.

La noche buena la pasará como cualquier otra, pendiente de que su hogar no se derrumbe, deseando que el clima no empeore y pidiendo a Dios trabajo y salud, pues de lo demás él se encargará.

 

 

 


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