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XALAPA, VER.- El virus SARS-CoV-2 ha sido más letal entre los recién nacidos. Cuatro de cada diez (42%) niños, niñas y adolescentes muertos por COVID-19 tenían un año de edad o menos. De las 605 defunciones ocurridas del 12 de abril de 2020 al 1 de agosto de 2021 entre menores de edad, 169 corresponden a bebés de 0 meses y 86 a niños de 12 meses.
Por edad, datos de la Secretaría de Salud refieren que el 54.8%, es decir 322 niños y niñas muertos por COVID-19 tenían entre 0 y 5 años; 30.5% (185) entre 12 y 17 mientras que 88 menores de edad, lo que equivale al 14.5% se encontraban entre los 6 y 11 años.
La Secretaría de Salud también refiere que, durante la pandemia, mil 913 neonatos se han contagiado del virus SARS-CoV-2.
En este contexto, Juan Martín Pérez García, coordinador de iniciativa Tejiendo Redes Infancia, advirtió sobre la vulnerabilidad de los niños y niñas de morir en su primera infancia cuando enferman del nuevo coronavirus.
“Es muy posible que hayan sido contagios literalmente en los procesos de alumbramiento; las mujeres embarazadas corren alto riesgo con COVID-19; además, en recién nacidos se tiene que hacer el llamado tamizaje para identificar enfermedades congénitas, muchos de estos niños tienen algún padecimiento de nacimiento que puede ser desde el sistema inmunológico frágil o algún otro tipo de sensibilidad particular”, dijo.
Recordó que desde el inicio de la pandemia la OMS recibió alertas de muchos países sobre un síndrome inflamatorio que estaban presentando niños y niñas en contextos de contagios de COVID-19 y les pidió tomar registro de los casos.
“Ha sido sistemático a lo largo de este año y medio que una de las expresiones del contagio de COVID en niños neonatos, es decir de 0 meses hasta antes de cumplir un año es este síndrome inflamatorio, lamentablemente en el diagnóstico diferencial que tiene que hacer el personal sanitario hay muchos otros elementos que se asocian al síndrome inflamatorio.”
“Esto se explica por la fisiología de los bebés, están en términos de velocidad metabólica mucho más rápido porque están creciendo, desarrollándose y esto hace que cualquier bacteria o virus que entre en su cuerpo pues tenga literalmente como un soporte con el propio metabolismo que tienen niños, bebés y es un tema que sigue en estudio”, agregó.
Pérez García destacó que los niños y niñas menores de 5 años están en una etapa muy vulnerable de cuidado y el confinamiento disminuyó además la posibilidad de llevarlos a los pediatras.
“Esto lleva a que los niños tengan una alta tasa de muerte por enfermedades congénitas, por el tema de la no atención oportuna frente a sus padecimientos y la fragilidad o vulnerabilidad que tiene su propio cuerpo frente a contagios, por eso es que sus primeros años de vida son particularmente críticos para poder sobrevivir”, expuso.
Mientras que en el caso de los adolescentes, otro de los grupos que también han sido golpeados por la mortalidad a causa de COVID-19, refirió que en su caso se debe a que tienen más movilidad y están más expuestos a los contagios porque aún con el confinamiento, la necesidad de su desarrollo lleva a que salgan más.
Lo más grave, añadió, es que las muertes no se limitan al COVID-19, sino a un exceso de mortalidad que tiene que ver con la falta de vacunación, de falta de seguimiento a los tratamientos de cáncer u otras enfermedades crónicas.
