Madres de familia mostraron firme postura ante la regla de ‘cero alimentos’
Directora del kínder Francisco Zarco no puede restringir alimentos
José Miguel Bautista Hernández
A dos semanas de haber iniciado labores, en el kínder de la colonia Francisco Zarco, su directora Paulina Zaleta Martínez había impuesto una regla de no permitir a los padres de familia introducir alimentos al plantel, sino pretendía que los niños se mantuvieran solo con agua, y ahora podrán llevar un refrigerio ligero.
Acompañada de la supervisora escolar y tras una larga espera para abandonar el plantel, pues no tenían la intención de hablar con los medios, y con el apoyo de la intendente, -quien vigiló la puerta para que no se permitiera el ingreso o la toma de gráficas al interior de la escuela-, las docentes sostuvieron una acalorada reunión con los padres de familia para dilucidar sobre el tema, y aun cuando muchos no estaban muy convencidos con la famosa ley que impedía a los menores ingerir alimentos que quiso aplicar, los padres de familia tuvieron que levantar la voz para que la controversial regla quedara en que solo se permitirá llevar un desayuno ligero, aunque se escuchó decir “nada de golosinas, ni comida en exceso, solo fruta o unos cuantos bocadillos”.
Avalados por los Acuerdos de Convivencia Escolar, pudo más el sentir de los padres de familia, quienes al salir del plantel y notar la presencia de los medios empezaban a murmurar la injusticia que ello representaba, pues si bien es una sana medida, la imposición con la que se hizo deja mucho qué desear respecto a las formas de trabajo con las que opera el plantel, además la supervisora escolar ni siquiera tuvo el tiempo necesario para explicar de viva voz cuáles son estos lineamientos y cómo pueden aplicarse sin verse afectados unos y otros.
En entrevista con una madre de familia que tuvo que cambiar a su pequeño por parecerle arbitraria dicha regla, aseveró que ella al menos tuvo la opción de cambiarlo a otro jardín de niños para evitar problemas con la directora, roces o por supuesto las represalias que en algún momento dado pudiesen haber surgido.
Increpó en que ella busca el beneficio de su pequeño, y que al igual que ella las madres que estén inconformes están en todo su derecho de hacer lo mismo, haciendo hincapié que en el nuevo kínder tienen incluso una cocina donde se les atiende debidamente por una módica cantidad y sin sufrir las posibles repercusiones a su salud como podía suceder en estos casos o malos hábitos alimenticios para los pequeños que tienen sus organismos con pocas defensas.
Así mismo, se alegró de que en dicho centro educativo se haya llegado a un acuerdo, además confirmó que según las palabras de la supervisora escolar, se tomarían cartas en el asunto, finalizando en que los padres de familia son quienes toman las decisiones en los hijos y los que se atrevieron a hablar cambiaron cuando menos algo de esta medida para que no les afectase tanto.