En lugar de regular movimientos, debe aplicarse la ley a los servidores públicos para que cumplan con su deber
Facundo Bartolo Salazar
En el momento en que los funcionarios cumplan cabalmente con sus compromisos, las manifestaciones comenzarán por sí mismas a desaparecer, a menos que se trate de organizaciones que sistemáticamente están tomando las calles, a valores entendidos con algunas personas del gobierno que crean esos movimientos artificialmente para intereses oscuros, expresó Ernesto González Rodríguez, en su carácter de profesional del derecho.
Dejó entrever que la regulación de manifestaciones de la que se ha hablado no cabe en una democracia participativa, en la que los ciudadanos expresan su inconformidad. De esa manera, González Rodríguez opinó que, más que una ley para regular las manifestaciones, deben aplicarse más las leyes a los funcionarios para que cumplan con sus obligaciones, sabiendo que devengan un salario del propio pueblo, al cual deberían servir adecuadamente.
Reconoció que es frecuente observar cómo comisiones de diversas organizaciones van y vienen, sin que sean atendidos en las dependencias, donde los titulares no dan la cara, sino que envían a terceras personas hasta que se agota la paciencia de los solicitantes de apoyos, quienes tienen que tomar las calles.
Dijo que la calidad de las manifestaciones se refleja precisamente en la calidad de los componentes de tales movimientos, pues si bien es cierto que se trata de un derecho consagrado en la Constitución, tampoco se debe convertir en un abuso. Lo anterior, sabiendo que hay manifestantes que atacan a los ciudadanos, que evitan el paso de una patrulla, una ambulancia o de un particular que lleva a una persona de emergencia a un hospital.
Es por ello que, aseveró, los organizadores de las manifestaciones deben capacitarse para no afectar a terceras personas, entre las que muchas se quedan sin asistir a la escuela, sin cumplir con su trabajo. Insistió en que en ese punto se requiere del control de los líderes de los grupos manifestantes, mismos que deben dejar vías alternas para que circulen los vehículos y no se afecten a terceros.
Señaló que mención aparte merecen quienes causan destrozos, siendo calificados como vándalos, más no como manifestantes, pues éstos últimos expresan una inconformidad, pero sustentada en un derecho. Comentó que en ocasiones se mancha la imagen de manifestantes, se involucran personas extrañas con la finalidad de que con su comportamiento prácticamente delincuencial, la sociedad piense que todos son iguales.
Expresó que fue un gran ejemplo a nivel nacional la manifestación que llevaron a cabo los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, mismos que se expresaron con libertad, tratando de afectar lo menos posible a terceros.