15 de Octubre de 2025
 

Entre el lodo y la solidaridad: vecinos de Poza Rica se levantan tras la inundación

 

 

  • En Poza Rica, familias perdieron sus casas por el desbordamiento del río Cazones. Sin ayuda oficial, vecinos y voluntarios sostienen la recuperación

 

AVC NOTICIAS

Poza Rica, Ver.– Tras el desbordamiento del río Cazones y el arroyo Sal si puedes, familias de las colonias Morelos, Las Granjas, México y Palma Sola viven entre el lodo y los muros colapsados. Sin apoyo institucional, la solidaridad vecinal sostiene la recuperación en una ciudad golpeada por el agua.

En la colonia Las Granjas, Francisco Martínez camina entre el lodo. Su casa, como decenas más, quedó destruida.

“Aquí no fue un desbordamiento ligero, fue algo real, vivo, auténtico”, dice, mientras muestra los restos de su cocina.

Los muros están cuarteados, los muebles flotaron y el techo cedió. “Nada rescatable. Hasta ahora nadie nos ha ayudado; entre vecinos nos echamos la mano”, agrega mientras rescata lo poco que quedó.

Francisco vive en la parte baja de Ampliación Morelos, justo donde el muro de contención del río quedó inconcluso hace más de una década. La corriente arrasó con todo lo que encontró a su paso.

“Esta es una casa de tantas familias que nos llevó la tristeza del agua”, dice mirando hacia el cauce.

En la calle Mariscal, José Ricardo Hernández Valdez recuerda el momento en que el agua cubrió las calles sin aviso.

“A las cinco de la mañana pitó el silbato de Pime. El arroyo empezó a crecer y en quince minutos toda la calle estaba bajo el agua.”

El arroyo Sal si puedes, seco durante meses, se desbordó con fuerza. “Nunca pensamos que iba a llegar con esa magnitud”, comenta.

“Aquí no ha venido nadie del gobierno. Solo camionetas de Puebla o personas que traen comida. Nos han dado tortas, enchiladas, sacahuil, pero nada del municipio.”

 

PÉRDIDAS TOTALES Y CALLES LLENAS DE LODO

 

En otra vivienda, una vecina muestra lo que quedó de su hogar. “Todo se perdió: ropa, colchones, refrigerador, lavadora, cama. Todo”, dice mientras señala el nivel del agua, que subió más de cuatro metros y superó el primer piso.

Desde entonces, las familias remueven el lodo con palas y cubetas. No hay censos, ni presencia del Ejército ni de Protección Civil. “Hay que limpiar todo antes de meter cualquier cosa”, explica la mujer.

 

AYUDA ENTRE VECINOS

 

En la colonia México, María del Carmen Castillo Gómez relata que la ayuda ha llegado solo de los propios habitantes.

“Aquí el gobierno no ha venido. Los que nos ayudan son los que no se inundaron. Nos traen víveres, comida. Anoche hasta caldo de borrego nos trajeron.”

Cuenta que en colonias como Palma Sola y Lázaro Cárdenas algunos ciudadanos denunciaron que no les permitieron el acceso con víveres.

“Dicen que tenían órdenes de no dejar entrar vehículos con alimentos. No sé si del gobierno o de fuera, pero no los dejaban pasar.”

María del Carmen se lastimó una pierna al caer en el lodo. “A veces nos quedamos sin comer todo el día, pero los vecinos no nos dejan solos”, dice mientras recibe curaciones de voluntarios.

 

COMIDA HASTA LA ZONA CERO

 

Mientras las familias limpian sus casas, José García y sus compañeros de trabajo decidieron organizar una colecta.

Desde su pequeño negocio en el centro de la ciudad, reunieron donativos y prepararon alimentos para repartir en las zonas más afectadas.

“Somos de aquí de Poza Rica. Todos los trabajadores nos juntamos y salimos a los semáforos; la gente nos apoyó con 10, 20 o 50 pesos”, cuenta.

Con lo recaudado, instalaron un comedor improvisado. Desde ahí cocinan guisados, sopas y distribuyen botellas de agua.

“Traemos puro alimento, sopitas, guisados, aguas”, dice mientras reparte platos en la zona inundada.

Al explicar que transportaban comida, las autoridades les permitieron pasar. “Queremos darles un poco de apoyo. Ellos solo tienen una estufa ahorita con qué hacer su comida”, señala.

Entre la destrucción, Poza Rica muestra dos fuerzas: la del agua y la de la gente que no se rinde.

“Poza Rica está muy mal, pero seguimos de pie. Ya nos ha tocado huracanes, ahora esto. Solo nos queda apoyarnos entre nosotros”, dice María del Carmen.

Entre calles cubiertas de lodo, los rostros de quienes cocinan, limpian o reparten víveres reflejan la solidaridad que surgió antes que cualquier ayuda oficial.


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