Actuación y omisión de las corporaciones policiacas deja mucho qué desear
Miguel Bautista
Aun cuando existen varios delitos y violaciones en derechos humanos, el más común es la tortura, llamando así al mínimo maltrato físico por parte de las autoridades policiacas y considerada como un delito grave, esto engloba de manera muy específica a las instituciones encargadas de resguardar el orden, pues son estas quienes mayormente se ven envueltas en estos señalamientos, reconoció el titular de la Comisión Regional de los Derechos Humanos.
En este sentido, expresó que no únicamente los golpes físicos están tipificados como un método de tortura, sino el maltrato verbal, amenazas y demás, ya que en la mayoría de los casos, los elementos de algunas instituciones de seguridad se valen de su fuerza física e incluso la protección de algunos mandos para cometer sus fechorías.
Expresó que lamentablemente, la tortura es una costumbre antigua, ahora hecha costumbre, la cual evidenció que no se ha perdido hasta nuestros tiempos, pues la mayoría de las fuerzas del orden creen que amenazando o torturando van a conseguir una confesión o declaración de culpa, sometiendo a una persona a este tipo de castigos o violencia.
Aclaró que este tipo de delitos de parte de funcionarios o servidores públicos como son las corporaciones policiacas, están castigadas mediante una denuncia penal, si como el debido proceso en reclusión y por supuesto la destitución inmediata del puesto que ocupe, aunque señaló que se hace realmente necesario el establecimiento de un gobierno que ponga atención a la ciudadanía y más atención aún a los sectores vulnerables.
Otro ejemplo de delito común o abuso de autoridad es el sembrado de evidencias culposas, sobre todo a personas que por su ignorancia no se saben defender, explicó. Esto también se presta para la omisión de actuación por parte de las autoridades pertinentes, hablando específicamente de ministerios públicos o autoridades competentes que prefieren dar carpetazo a los asuntos si estos son menores.
Aunque volvió a retomar el tema del desconocimiento no solo de la ciudadanía, sino de todos aquellos que se encargan de hacer respetar las leyes, y aunque en muchas ocasiones la negligencia u omisión es la causa principal para acrecentar estos abusos, exhortó a las presuntas víctimas para no quedarse callados y acudir en busca de asesoría o ayuda con el objetivo de hacer valer sus derechos humanos, ultimó.