* Se fomenta la irresponsabilidad en los dueños al regalarlas sin sentido
Miguel Bautista
Desechar mascotas nuevas por viejas es una práctica muy común, esto según animalistas de municipio en el marco de los meses decembrinos donde se acostumbra regalar afecto, cariño y uno que otro regalo, sin embargo, uno de los obsequios más comunes son las mascotas, cuestión que no es bien visto por grupos protectores, pues se fomenta la irresponsabilidad al abandonar las mascotas existentes por las que llegan al hogar.
Ángel Cortina y Carlos Esteban Romero, animalistas independientes del municipio consideraron que no hay fechas exactas para abandonar una mascota, aunque consideró a los meses de diciembre y enero como las temporadas donde más venden mascotas como si fueran juguetes, también se piensa que el principal motivo por el cual hay mucho abandono es porque los niños piden a los Reyes Magos o Santa Claus animales o mascotas "nuevas".
Según datos obtenidos de las plataformas de búsqueda, señalan que 6 de cada 10 mascotas regaladas durante el periodo navideño acaban abandonadas. Las cifras parecen increíbles, pero la alarmante realidad es que en 2010 se recogieron más de 145 mil gatos y perros abandonados, por lo tanto la mayoría se deshicieron del 80% de los perros que se habían adquirido.
En ambos casos, los grupos dedicados a la protección de animales consideran esto como un flagelo más, ya que solo propicia la sobrepoblación de mascotas en las calles, y el sufrimiento de estas con las que las personas tienen en sus hogares, fomentando de algún modo la explotación de perros en situación de criaderos en pésimas condiciones, enjaulados, descuidados, enfermos, por lo tanto al comprar perros es ser un cómplice silencioso, advirtieron.
Entre las mascotas que mayormente se abandonan están los perros y gatos como los más conocidos, pero también se produce el abandono de conejos, aves e incluso algunos otros animales que sirven como diversión y después terminan convirtiéndose en estorbos.
Considerados el regalo ideal cuando son pequeños y simpáticos, pero las cosas cambian cuando crecen. Falta de recursos, el tamaño excesivo, la cría indiscriminada, problemas en su conducta, la llegada de un bebé, etc. son motivos perfectos o al parecer suficientes para deshacerse de los animales que acogemos como mascotas en nuestras vidas.
Posible solución
Abordados respecto de una posible solución, ambos coincidieron en la adopción como una forma de frenar estos abusos, Carlos Romero enfatizó que por el lado de los particulares o de las asociaciones protectoras se pueden realizar campañas de concientización en escuelas, barrios, comunidades e ir haciendo cada vez más grande el tema de la adopción.
Expuso que las autoridades también podrían poner su “granito de arena” con casas de resguardo animal, (no perreras), sino albergues donde se les rehabilite en caso de que estén lesionados o enfermos, y sean de la calle, porque con esto mantenemos seguro a los perritos y a las personas en caso de que pueda convertirse en un tema de salud pública.
Por su parte, Ángel Cortina agregó que lo mejor en estas fechas es que en vez de regalar un perrito o un gatito a los niños pequeños mejor se regalen juguetes didácticos de acuerdo a su edad, o en caso de preferir esta acción lo hagan con niños que tengan edad suficiente para entender los conceptos básicos de responsabilidad y cariño que las mascotas necesitan, “pues si los niños no tienen la capacidad motriz para agarrar un cachorro podrían llegar a fracturarlos o inclusive hacerles daños severos hasta causarles la muerte por descuido.
Además, concientizar a quien lo recibe si será capaz de ofrecerle lo que necesita para tener calidad de vida. El espacio suficiente, tiempo para dedicarle, capacidad económica para atender posibles imprevistos (sobre todo, de salud), tener en cuenta la esperanza de vida del animal y sobretodo que un animal no es un objeto que podamos abandonar cuando nos cansemos de él, es un ser vivo con sentimientos. Incorporarlo a la vida de una familia como un acto meditado, asumido por toda la familia, y nunca un acto de capricho temporal, finalizó.