Opinan las personas de escasos recursos de la tercera edad
Brenda Pérez Aguilar
Mientras que la mayoría de las familias martinenses se reúnen para despedir y recibir el año nuevo con gran alegría y júbilo, además de disfrutar de una rica cena, para algunas personas sobre todo de escasos recursos y de la tercera edad, la noche del 31 de diciembre es como cualquier otra, donde cenan lo que tienen a la mano y se acuestan para dormir temprano.
Tal es el caso de don Rafael Luis Vázquez, de 73 años, originario de Zaragoza, Puebla, quien desde hace más de diez años llegó a Martínez de la Torre para desempeñarse como cargador de los autobuses teziutecos, pero lamentablemente sufrió un accidente, le tuvieron que amputar una pierna y ahora se ve en la necesidad de pedir limosna afuera de la parroquia San Juan Bautista.
“Yo llegué hace diez años aquí a Martínez de Zaragoza, Puebla, empecé a trabajar como cargador, después vino mi accidente, me quede sin una pierna y a partir de hace tres, cuatro años le pedí permiso al padre José Luis para que me diera oportunidad de ponerme aquí afuera de la parroquia, pero a veces me pongo aquí en la calle, porque entre semana casi nadie viene a la iglesia y yo tengo que comer y pagar la renta de mi cuartito”, expresó.
Comentó que vive solo aquí en Martínez de la Torre y no tiene familia, paga la renta de un cuartito en la colonia Ejidal y por lo consiguiente se ve en la necesidad de salir a la calle para con su bote en la mano pedir el apoyo y tener algunas monedas para comer, por ello llega a la iglesia a las 10 de la mañana y se va después de las 8 de la noche.
“El 24 de diciembre me la pasé solo, me compré una orden de tacos y eso llegué a cenar a mi cuarto, luego me acosté para dormir y para este 31 de diciembre voy a estar aquí afuera de la iglesia todo el día, ya en la noche me regreso a mi casa para cenar y me dormiré como cualquier otra noche, no sin antes pedirle a Dios que me siga dando salud para este año nuevo y para el primero de enero me voy a poner a lavar mi ropa y arreglar un poco mi cuarto”, subrayó.
No obstante, recordó que en años anteriores, algunas personas de buen corazón, le han regalado una cobija, o le llevan algo de comer, o le dan 20 o 50 pesos para que tenga algo para su cena de fin de año, lo que les agradece porque algunas veces no tiene ni para comer y en su estado es muy difícil poder trasladarse.