- Lo más seguro es que en próximas fechas terminen haciéndose pedazos por las candidaturas
Facundo Bartolo Salazar
La alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no tiene ningún futuro, pues a través de su historia, ambos partidos han sido como el agua y el aceite; jamás se podrán mezclar, y definitivamente, ni los mismos azules ni los amarillos se van a creer el cuento de que pueden trabajar conjuntamente para obtener buenos resultados en la elección de gobernador y diputados locales del próximo año, señaló Alejandro Tapia González, presidente de la asociación civil Mujeres y Hombres en Busca de una Vida Mejor.
El entrevistado comentó que “en el PAN están los ricos o los pobres que se quieren sentir con dinero, y siempre van a mirar a los perredistas como inferiores, aunque no lo sean, de manera que será muy difícil que la gente de esos partidos llegue siquiera a convivir y lo más seguro es que terminen peleándose y destruyéndose entre ellos, facilitando las cosas aún más al PRI, que no va desperdiciar el poder para obtener el triunfo, como lo hicieron ya los azules, o como no lo han aprovechado los amarillos”.
Aseveró que los dirigentes del PAN y del PRD han cometido un grave error, pues al parecer dan por hecho que de la noche a la mañana van a consolidar una fuerza política que haga mella al PRI, sobre todo si se toma en cuenta que los propios perredistas hablan de un PRD “rojo”, mismo que ya está bajo el control del Revolucionario Institucional, y habrá que ver entonces de qué manera trabajará con el azul.
Tapia González no descartó la posibilidad de que en las próximas fechas los panistas y perredistas se estén haciendo pedazos por las candidaturas, pues vaticinó que será prácticamente imposible que en su momento se incline la balanza hacia un lado o el otro. Lamentó que ese sea el futuro que les depara a esos institutos políticos en su pretendida alianza, donde es claro que prevalecerán las patadas bajo la mesa, provocadas por el afán de control, por el lado de los panistas, y los caprichos, así como la venta de siglas y posiciones por parte de los perredistas.