15 de Noviembre de 2024
 

Guían al Niño Perdido

- Tradición no muy arraigada en Martínez de la Torre

Brenda Pérez Aguilar

            Representantes de la iglesia católica en este municipio señalan que la tradición del Día del Niño Perdido, el cual se celebró este 7 de diciembre, tiene un arraigo muy fuerte en los municipios del norte del estado de Veracruz, debido a que por aquella zona entró esta tradición.

            “Esta tradición tiene su origen en Las Cruces Nuevo México y debido a la migración de la gente, la trajeron hacia México y precisamente entró por la frontera norte y llegó a Veracruz, pero los municipios que la tienen muy arraigada son: Tuxpan de Rodríguez Cano, Papantla y Poza Rica de Hidalgo”, indicó el párroco Constantino Rodríguez Reyes.

            Pero en la región que se conoce como Totonacapan, hay una leyenda, un mito que le sustenta a esta tradición decembrina de encender velas en la entrada de los hogares el 7 de diciembre, la cual tiene una semejanza con la narración evangélica de San Lucas, donde dice que Jesús se perdió en el templo y en la versión Totonaca señala que en un lugar mítico estaba el consejo de ancianos, quienes eran la autoridad máxima de una comunidad y que vivían aislados, en donde se dedicaban a la meditación, reflexión, al estudio de la sabiduría para poder conducir a su comunidad, pero en una ocasión a un niño su mamá lo mandó a traer leña, pero por curiosidad entró al templo y como nadie podía entrar, los ancianos lo tomaron a su servicio.

            Pero debido a que era un niño demasiado inquieto, les costó mucho trabajo educarlo y conducirlo, en una ocasión lo dejaron cuidando la casa y entró a la sala prohibida donde estaban sus trajes especiales que ocupaban cuando celebraban consejo, mismos que estaban prohibidos, porque eran exclusivos para el consejo de mayores y al ponérselo, lo transformó, desapareció y nunca volvieron a saber de él.

            Debido a lo anterior, se le prenden velas o veladoras para guiar su camino, por sí algún día decide o puede regresar a casa, esto es un mito, una leyenda -precisó- de los pueblos de la costa de Papantla, pero hay cierta conexión entre el mito, la tradición y el festejo del Día del Niño Perdido.

            La elaboración de carritos de cartón pintados a mano, también son característicos de este día para los niños, los cuales tienen mucha relación con la mitología propia de los pueblos que le dan sustento a sus costumbres y tradiciones.

            Pero en este municipio de Martínez de la Torre, aún no está tan arraigada la tradición de encender velas en el Día del Niño Perdido, porque las tradiciones siempre tienen que pasar por un proceso de tiempo para que la gente lo asuma y lo vaya tomando en cuenta.


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