Donaciano Perdomo Maldonado
El reloj marcaba las 20:00 horas, cuando llegó al hospital “General Manuel Ávila Camacho”, una persona de la tercera edad con un intenso dolor, lamentablemente no había recepcionista, ni médico disponible, ya que el que estaba iba de salida y el que entraba todavía no llegaba, con una sala de espera a tope en urgencias y otras cinco personas esperando ser atendidas en los pasillos, en camillas, el panorama no podía ser menos alentador.
Al ver que el doctor se iba y no llegaba a su turno el médico responsable, nervioso, ante el panorama de dolor e impotencia de los enfermos que quejándose esperaban ser atendidos, el médico solo dijo, “que se espere”, ya que iba a desocupar una cama para hospitalizar a la paciente, pero al ver que no había atención, los familiares de la enferma decidieron llevársela para que fuera atendida por un médico particular.
Es lamentable, que los fines de semana el hospital se quede solo con un médico, para atender a todos los pacientes, ya que no se dan abasto, sobre todo en esta temporada de feria, en que los accidentes se incrementan por la ingesta desmedida de bebidas embriagantes y la gran cantidad de gente que se mueve, en muchas ocasiones en camionetas.
Vimos en la salida, desmoralizados, en busca de un médico que atendiera a la señora, a un niño de la comunidad Rojo Gómez, que también acompañado de su madre se dirigía a la Cruz Roja, en busca de que su hijo fuera valorado por un profesionista, para descartar que el golpe de su hijo, de aproximadamente 9 años fuera de riesgo.
Sin duda, una de las quejas más grandes de la ciudadanía es la falta de un servicio médico eficiente, principalmente los fines de semana, que en muchas ocasiones no tienen ni cirujanos para atender las urgencias de ésta importantísima ciudad, que no tan solo atiende a los enfermos de ella, sino de toda la región.