20 de Enero de 2025
 

Las fiestas se van, pero las deudas se quedan

Por Facundo Bartolo Salazar

Las fiestas se van, pero las deudas se quedan, y eso es lo que deberían tener en cuenta principalmente los jefes de familia para gastar moderadamente en estas celebraciones de fin de año y en cualquier otra celebración que requiera dinero, sobre todo si no se dispone de las cantidades suficientes del mismo, opinó Alejandro Tapia González, presidente de la asociación civil Mujeres y Hombres en Busca de una Vida Mejor.

Comentó que “es una situación difícil, porque todos quisiéramos disfrutar de gratos momentos cuando festejamos algo, pero lo real es que deberíamos ajustarnos a nuestro presupuesto lo más que se pueda, pues no es justo que el gasto familiar muchas veces quede ahorcado por pagar deudas que no tienen razón de ser”. Apuntó que lo más común después de fuertes desembolsos es llevar los escasos objetos de valor de la casa a las casas de empeño, donde generalmente se pierden, porque en no pocas ocasiones las familias ya no pueden recuperarlos y se van a remate.

Tapia González consideró que dada la situación precaria que prevalece en general, las familias deberían adaptarse al dinero del cual disponen para llevar a cabo sus festejos, sin importar que sean sencillos, para evitar contratiempos graves en cuestiones económicas y para hacer frente adecuadamente a otros compromisos más importantes.

Reconoció que no es nada sencillo intentar lo anterior, pero sostuvo que bien vale la pena, sobre todo porque hay muchas más celebraciones, y en su caso, hay quienes por ejemplo tendrían que comenzar desde este momento a ahorrar dinero si tienen uno o más hijos que se graduarán en sus escuelas el próximo año. Destacó que ese es otro fuerte gasto que se debería eliminar, sobre todo porque del jardín de niños hasta la preparatoria los estudiantes no se gradúan realmente de nada y solamente es una costumbre llevar a cabo celebraciones que por muy sencillas, resultan costosas y lesionan la economía familiar. Dada la situación, debería hacerse un llamado a los legisladores, tanto locales como federales, para que promuevan una propuesta de que se prohíban en las escuelas las celebraciones onerosas y que en las ceremonias, los alumnos solamente asistan con su uniforme normal a las instituciones educativas, y ya cada familia de acuerdo a sus posibilidades económicas podrá llevar a cabo los festejos que desee en su casa o en otros espacios.


Lo último en el Heraldo