Recién reaccionaron, tras once años de la quiebra definitiva del Ingenio Independencia y de haber sido defraudados
Facundo Bartolo Salazar
Tardía y débil es la lucha de los cañeros afiliados a la Confederación Nacional Campesina(CNC), tras once años de que todos los productores quedaron indefensos, independientemente de las siglas, ante la quiebra del Ingenio Independencia y la falta de pago de sus cañas entregadas en la zafra 2002 – 2003, señaló Beatriz Lecortúa Muro, integrante de la Confederación Nacional de Productores de Caña en Acción Rural(CPCAR).
Recordó que estando recientes esos hechos en que los cañeros fueron defraudados a todas luces por los dueños de la mencionada factoría, presuntamente con el apoyo oficial, los cenecistas se negaron una y otra vez a ejercer presión para lograr el pago de su producto, mismo que quedó entrampado en el llamado “concurso mercantil”, palabra elegante para la quiebra del Ingenio Independencia, misma que implicó pérdidas para los productores y al mismo tiempo impunidad para los empresarios, quienes no sufrieron afectación alguna.
Afirmó que en ese entonces había más disposición entre los productores de caña para emprender movilizaciones decididas para defender los derechos del gremio, presionando a las diferentes instancias. Sin embargo, insistió en que los cañeros cenecistas se negaron abanderar una lucha con fines justos y que en ese entonces si hubiese tenido algún efecto. Lamentó que, en cambio, los productores de la CNC se hayan desvivido en elogios hacia el gobierno en turno, dejando pasar más de una década para caer en la cuenta de que habían sido defraudados y era necesario pelear los recursos a los que tenían derecho por la entrega de sus cañas.
Lecortúa Muro indicó que los cenecistas no solamente se negaron a sumar a todos los cañeros para recuperar sus pagos, sino que tampoco buscaron un acercamiento con los obreros azucareros de la Sección 105, quienes también habían sido afectados por los voraces empresarios. Comentó que desafortunadamente, fue anunciada recientemente una alianza entre cañeros y obreros con bombo y platillo, pero resulta que todos los agremiados de esas organizaciones se encuentran dispersos, descontentos y en su mayoría desanimados, por lo que cualquier manifestación que sea organizada carecería de la fuerza suficiente para lograr los efectos deseados.
Consideró que quizá sean pérdida de tiempo las acciones que a últimas fechas se han realizado para la recuperación de los pagos de la zafra 2002 – 2003, pues por principio de cuentas, el número de productores congregados por los lideres es muy bajo. Aunado a ello, la gran mayoría de esas personas están demasiado desgastadas económicamente y difícilmente tendrían la capacidad de sostener ahora una larga y tortuosa lucha, la cual no tiene ninguna garantía de éxito, sobre todo porque no hay opción visible para generar un presupuesto de más de 17 millones de pesos para saldar la deuda con los cañeros.