El libro narra episodios de la normal con la sociedad de aquellos tiempos
Aline García Díaz
Este viernes en Casa Señorial se llevó a cabo la presentación del libro “Hubo una vez una escuela normal rural en Misantla” del autor Salvador Hernández Mejía.
En un selecto grupo de misantecos y exalumnos de la extinta normal rural de esta ciudad, se llevó a cabo esta importante presentación donde el autor recomienda que en cada hogar misanteco debe existir esta bibliografía que narra episodios de la normal con la sociedad de aquéllos tiempos.
En este libro, Hernández Mejía plasma en sus 17 capítulos las épocas de oro de la vida normalista, dentro de esta obra literaria como la califican, se refleja la ardua rutina del estudiante normalista rural, el que se entregaba en sus labores estudiantiles como de servicio a la población.
En su narrativa el autor paso a paso guía al lector a adentrarse en el pasado, donde se ve la flor en su esplendor de una normal rural que tenía aceptación en la sociedad, así como de ejemplo y sacrificio para familias no solo de la entidad sino de otros estados vecinos.
La ayuda comunitaria que realizaban para subsistir y poner en práctica la misión que tendrían como mentores de ejemplo de lucha y de liderazgo, era la pieza clave que todo normalista debería de saber explotar.
Los concursos internos y externos de la institución, el de poder dar la mano en los más necesitados como en caso del huracán que azotaría en esa época, donde los normalistas salieron a extender la mano a quienes más lo requerían, las fiestas que se organizaban al sacrificar su beca para que ellos en conjunto con el pueblo pudiera deleitarse en un baile de talla nacional.
Hernández Mejía, explica que la muerte tocó la familia normalista en donde en un encuentro de policías con delincuentes una bala perdida le quitó la vida a un hermano normalista cuando éste practicaba su deporte favorito.
Más que una historia común, es una narrativa cronología que no solo refleja a la normal en sus quehaceres sino el vínculo y fraternidad que tenía con la sociedad, por eso el autor recalca a manera de detener el tiempo que “Hubo una vez una escuela normal rural en Misantla Veracruz”.
