- Pese a la alta prevalencia de obesidad en México, el estigma social y la discriminación por el peso siguen marcando vidas y trayectorias
EL UNIVERSAL
CDMX.- En México, durante la sobremesa de muchas familias, existe un tema recurrente: el peso corporal de las personas presentes. Así lo recuerda Ana Solís, estudiante de 24 años, quien cuando era niña su padre solía decir: “no le sirvan más a la niña porque está gordita”. Su primera dieta fue a los 12 años. Al ingresar a la secundaria, las burlas hacia su físico aumentaron: “comenzaron a hacer memes sobre mí. Se metían con mi cuerpo a más no poder”, rememora.
Pese a que México se ubica entre los países con mayor prevalencia de obesidad en el mundo, el número en la báscula sigue siendo motivo de discriminación. Según la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), la estatura y el peso son la principal causa de discriminación entre jóvenes de 12 a 29 años, incluso por encima del sexo y la clase social.
¿POR QUÉ HABLAR DE GORDOFOBIA?
La gordofobia es “una forma de discriminación que se basa en el peso de las personas y tiene que ver con la negación de los derechos humanos basada en la apariencia. Tiene lugar en toda clase de lugares: la familia, la escuela, el trabajo y también centros de salud”, explica en entrevista Berenice Vargas Ibáñez, subdirectora de planeación del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred).
La especialista apunta que este tipo de discriminación surge ante el seguimiento de modelos de belleza y delgadez influenciados principalmente por cánones europeos. Desde la infancia, quienes no encajan en este estereotipo, sobre todo las personas de talla grande, suelen ser blanco de insultos y burlas que pueden atentar contra su dignidad, su autoestima y hasta con sus propios proyectos de vida.
La gordofobia alcanza todo tipo de actividades y espacios. Daniela Castells, activista y analista política, recuerda que cuando trabajaba en el Senado de la República, llegó a recibir comentarios indirectos sobre su peso: “estás muy bonita y eres muy directa, pero si bajaras de peso podrías tener más aceptación”, le decían algunos senadores.
Algo parecido le ocurrió cuando buscaba trabajo al inicio de su carrera en la política. Tuvo dos entrevistas, la segunda fue presencial. Pese a tener un perfil adecuado para el puesto, Daniela se enteró de que no sería contratada porque la persona que la entrevistó considero que “estaba muy gorda”.
Castells considera que, dentro de la agenda política, el tema de la gordofobia está olvidado. “Puedo poner una denuncia, pero sé que puedo perder mi empleo, así que toca aguantar”, señala
La gordofobia tiene un rostro de género: el 31.4% de las mujeres de entre 12 y 29 años reportaron haber sufrido discriminación. Entre ellas, el 43.2% señaló que fue debido a su peso o estatura, frente al 34.1% de los hombres.
La analista subraya que en la política a las mujeres se les recomienda usar fajas o bajar de peso para que “les vaya mejor”, porque lo que más cuenta es la imagen pública. “No basta con que sean buenas en la política, además, necesitan ser bonitas y cumplir con los estereotipos impuestos por la sociedad”, agrega.
La política es un ámbito donde el aspecto físico se utiliza con frecuencia para descalificar. En 2006, Xiuh Tenorio se preparaba para ser diputado en la IV Legislatura de la Asamblea Legislativa de la capital del país. Como parte de la estrategia, apareció en un spot político en el que bailaba al ritmo de la canción de campaña. Apenas dos segundos en pantalla desataron una serie de señalamientos y burlas de su físico.
Tras esta experiencia, Tenorio fue pionero en considerar el sobrepeso y la obesidad dentro del Plan Nacional de Desarrollo. “Nunca en la historia del país, antes de 2006, se había considerado el sobrepeso y la obesidad como un problema de salud pública”, recuerda en entrevista. El exdiputado enfatiza que para ser electo no debería importar el físico, sino la oferta política presentada a los electores.
Según las encuestas realizadas por el Copred, la discriminación contra las personas de talla grande ha disminuido. Sin embargo, esto no quiere decir que no sea un problema persistente, sino que se ha normalizado en la sociedad mexicana. La subdirectora Vargas Ibáñez señala que el activismo ha tomado un papel importante visibilizando esta problemática. “La solución, más que denunciar para hacer un cambio, está en que las personas sean conscientes de sus actos”, opina Daniela Castells.
MÉXICO: UN ENTORNO “OBESOGÉNICO”
Atender la obesidad y al sobrepeso en México no es una tarea sencilla, ya que el país vive bajo un entorno “obesogénico”, es decir, un ambiente que favorece la obesidad y el sedentarismo. Factores como la alimentación, la vida social y el entorno físico promueven el consumo de alimentos poco saludables y la escasa actividad física. Así lo explica Laura Arellano, nutrióloga del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y especialista en salud pública,
El estigma que rodea a las personas de talla grande también influye en la percepción de la cultura y social, más allá del hecho de vivir con obesidad. “Es un problema en la medida en que, mientras más personas viven con obesidad, mayor es el número de personas que viven con discriminación y que terminan sintiéndose menos”, asevera Arellano.