Fue el mensaje durante la celebración de la Virgen de Guadalupe
Jorge Parra
Con gran fervor se vivió en Misantla la celebración de la Virgen de Guadalupe, y este año el mensaje de la Iglesia Católica hacia los fieles fue el de crear una cultura de paz en nuestro país, principalmente dentro de las familias misantecas.
Durante la homilía de las diez de la mañana el padre José María Cruz Hernández se dirigió a los niños y adultos, y pidió a los padres no permitir que los problemas laborales y económicos rompan con la armonía familiar. “Si tenemos problemas en el trabajo no nos desquitemos con nuestros hijos, los problemas son allá en el trabajo no en casa, debemos aprender a defender el amor en cada uno de nuestros hogares”.
El sacerdote señaló que debemos pensar en el futuro de los más pequeños, reflexionando sobre lo que les puede deparar y recalcó que el amor de un padre a sus hijos no debe demostrarse con objetos, sino con afecto.
“Los niños aprenden lo que nosotros hacemos, y deben sentirse amados por sus padres, aunque tengan mucho trabajo, aunque tengan muchas actividades, aunque tengan problemas como pareja, los padres deben poner atención a sus hijos, porque si tu papá no lo hace, habrá alguien que sí va estar pendiente de tu hijo y que pondrá una semilla mala en él, porque papá no está en casa, porque mamá debe trabajar”.
Ante los asistentes el sacerdote dijo que es preocupante la forma en la que ha crecido el abandono de niños y adolescentes en esta ciudad, niños que son dejados con su abuelos, familiares o dejados a su suerte, muchos de ellos carentes de amor lo que los orilla a refugiarse en otras personas que muchas veces terminan llevándolos a malos caminos.
José María Cruz, finalizó diciendo que es fundamental “que crezca el amor en nuestro hogar, que crezca la paz en nuestra familia”, pues solo de esta manera podremos tener a futuro un México de Paz.
Durante la homilía los alumnos de colegio “La Paz” depositaron frente al altar palomas blancas, las cuales deberían ser tomadas por los padres de familia solo si se comprometían a luchar porque la paz y el amor fueran el timón de sus hogares.
Para rendir un homenaje a la Virgen un grupo de niñas bailó para ella y los asistentes cantaron las mañanitas a María de Guadalupe, despidiéndose de ella con porras y cantos en su honor.