Jorge Parra
Misantla se encuentra dentro del programa de monitoreo permanente de laderas inestables, que aplica la Secretaría de Protección Civil, esto a decir de Wendy Morales Barrera, geóloga asesora de la Secretaría de Protección Civil y académica del Instituto de Geología de la UV, quien ayer visitó el municipio por motivo del desplazamiento de una roca en la localidad Francisco I. Madero.
Y es que es común que en este tipo de contingencias los puntos de vista se generen sin conocimiento de causa alguna, por lo que desde el punto de vista geológico pedimos una explicación de la situación por la que atraviesan las laderas en la sierra de Misantla, recordando casos como el de la congregación de Liquidámbar y Roca de Oro en Yecuatla que provocó la muerte de personas y sepultó viviendas.
Wendy Morales Barrera, Geóloga Asesora de la Secretaría de Protección Civil y Académica del Instituto de Geología de la Universidad Veracruzana (UV) sostuvo: “Ellos están con la inquietud de la roca que se había visitado hace aproximadamente un año tiene movimientos, la ruta que puede seguir esta roca impactaría sobre parte de las viviendas de esta comunidad, sin embargo la vez pasada que vinimos le dimos unas recomendaciones a la población, ahorita vamos a ver si se llevaron a cabo las instrucciones que en su momento se recomendaron para que la roca mantuviera su estabilidad”.
Y añadió: “La secretaria de Protección Civil mantiene un programa permanente para el monitoreo de laderas inestables y la sierra de Misantla es una de las sierras que constantemente se les hace alertamiento, también se les hace recomendaciones porque muchos de los factores que están interviniendo en los deslizamientos tienen que ver con cuestiones antropológicas (generadas por la mano del hombre)”.
Abundó: “En su momento se les recomendó que no quitaran la base que tenía la roca porque la roca tenía otra base que la mantenía fija al terreno, además que no se quitaran las raíces para que en su momento no permitieran la filtración del agua, que no reforestaran los alrededores para que los escurrimientos no afectaran la base, se les sugirió que pusieran una base más firme para soportar la roca, una especie de calza”.
Al preguntarle cuál es la situación real en Francisco I. Madero sostuvo: “es cuestión de percepción ahorita que quitaron la maleza ya ven la proporción de la roca que nosotros desde un principio la medimos y vimos la dimensión, a la gente le da temor por las dimensiones, no la habían visto expuesta porque le quitaron toda la vegetación que tenía y eso causa el pánico, la roca más o menos tiene unos tres y medio metros de diámetro”.
Finalizó diciendo que la “la gente deforesta, hace cortes al terreno de manera inadecuada, no tiene control sobre los escurrimientos las aguas negras, las vierten sobre las laderas y el proceso de reforestación, prácticamente depredando toda la sierra, todo esto aunado a factores geológicos propios de la región porque son materiales poco consolidados que además están impactados por lluvias contantes aceleran los deslizamientos, pues antes se daba uno cada diez años y ahora se ve cada año uno si no es que de cinco a diez por año”.