Jorge Parra
Con la llegada de la temporada de calor a la ciudad (solo por mencionar el día de ayer se registraron 40 grados en Misantla), diversos tipos de comercio han comenzado a reactivarse, por lo que se pueden considerar actividades económicas de “temporal”, es el caso de las personas que se dedican a la venta de raspados.
Es común ver en el paisaje urbano de la ciudad sobre todo en el parque central José María Morelos a los conocidos “raspaderos”; personas que en un triciclo acondicionado con una barra de hielo y diversos productos para “saborizar” el hielo, llevan a cabo la venta de raspados.
A decir de Rubén Rocha, vecino y vendedor de raspados de la ciudad señaló como con cada cambio de temporada climatológica también cambia la venta de productos “para la venta de raspados necesitamos el calor, porque es el que dispara las ventas, sería de abril a septiembre los meses del año en que estamos vendiendo raspados, después comienza la temporada de lluvias”.
Añadió: “cuando es temporada de frío yo vendo churros, papas, cosas que se apetecen en temporada de frío, regularmente el ingreso nos ayuda a llevar el alimento a las familias y gracias a Dios son pocos meses los que baja el ingreso, yo he notado que es en la temporada de lluvia cuando carecemos de más”.
A la par que vendía una chamoyada, un raspado que lleva incluso una varita de tamarindo incrustada en medio del hielo, Rubén Rocha en el parque Morelos seguía contándonos: “En temporada buena llegamos a vender de 300 a 500 pesos al día y anteriormente nos llevábamos en 50 por ciento de las ventas, ahora como están las cosas ya no se gana lo mismo, la ganancia se redujo a un 30 por ciento de lo que se vende al día y hay días malos, ha habido días en los que solo me levanto 40 pesos, pues a veces viene uno a vender y se nubla y empieza la llovizna y eso tira la venta”.
Finalizó hablando de su familia y de los ingresos que se reducen por el crecimiento de la competencia: “Tengo una hija en tercer grado de secundaria y una niña en el kínder, la situación se ha puesto difícil, pues en un principio habíamos pocos ‘raspaderos’ éramos cinco o seis; actualmente hay como 20 “raspaderos” en la ciudad y eso va afectando porque se reparte la venta entre el mismo número de vendedores, pero yo creo que el sol sale para todos”, finalizó diciendo con una sonrisa en el rostro.