Es tarea de los padres de familia inculcarlos entre sus hijos
Jorge Parra
Cuando de visita en Misantla, maestros que laboraban en otras partes del estado contaban historias aterradoras donde los estudiantes golpeaban a sus papás, agredían a los maestros, eran alcohólicos o cometían delitos, todo parecía tan lejano e imposible que hubo quien se atrevió a decir que era mentira.
Estas historias eran el pan de cada día en ciudades como Xalapa, y se vivían principalmente en las escuelas ubicadas en zonas de alta marginación; entonces a muchos maestros misantecos les parecía que Xalapa estaba muy lejos y que sus colegas exageraban.
Sin embargo, en la vuelta de diez años estos problemas nos alcanzaron y en algunos puntos han comenzado a rebasarnos, hoy son más los adolescentes de entre once y 15 años que ingieren bebidas alcohólicas, que tienen relaciones sexuales, o ingieren algún tipo de droga, son más los que no quieren estudiar ni trabajar, los que no sienten respeto por nada ni nadie.
Lo que se consideraba un mito es ahora el pan de cada día de las escuelas de esta ciudad, hoy ninguna escuela se puede decir ‘libre’ de estas situaciones, pues es ahí, en la escuela, donde los jóvenes desfogan toda su ira, su descontento con el medio en el que viven, demuestran sus costumbres y reproducen lo que adsorben en casa o en el medio en el que se desarrollan.
Para la psicóloga y pedagoga Arlae Kira Steven, originaria de Martínez de la Torre, esta descomposición social que se manifiesta en las escuelas no solo de Misantla, sino de la región, los problemas de los adolescentes son el reflejo del ausentismo de los padres, de la paternidad entendida en pesos, de la sustitución del tiempo de calidad por la compra de objetos con los que se pretende reponer la atención que no se da a los hijos.
Al cuestionarle ¿cuál es desde su punto de vista profesional la principal causa de las conductas que manifiestan los adolescentes en la escuela? Responde tajantemente.
“El ausentismo de los papás. La falta de responsabilidad, el que los padres no se quieren involucrar, que trabajan demasiado y tienen muy poco tiempo para sus hijos, para mí ese sería el principal problema y que no les gusta invertir en cosas útiles; como ejemplo, es muy raro el padre de familia que fomenta el hábito de la lectura en sus hijos, que fomenta el hábito de las tareas que los mantiene en actividades recreativas o en una actividad física”.
A decir de la psicóloga, el ausentismo de los padres se sustituye en el hogar con la televisión o las nuevas tecnologías, donde los jóvenes tienen acceso a toda clase de material sin restricción alguna.
“El joven todo el tiempo está frente a un televisor o en el internet, o frente a una computadora, entonces esos factores alejan al joven y lo invitan a las adicciones, a un noviazgo, a un embarazo no deseado, a repercutir en su formación teniendo una conducta errónea tomando decisiones fuera de lo establecido y esto se debe al ausentismo de los padres, porque hay mucho ausentismo”.
Y es que al hablar del ausentismo, la psicóloga no se refiere estrictamente a la ausencia física del padre, pues en ocasiones los padres se encuentran en casa, sin embargo no entablan comunicación con sus hijos, lo que trae como consecuencia que en la adolescencia el padre de familia exclame “¡ya no puedo con mi hijo!”.
“El papá ya no puede con su hijo porque nunca lo educó, porque desde chiquito no lo enseñó, por ejemplo cuando el niño tiene cinco años y hace un berrinche y el papá le compra el dulce ¿quién tiene el error, el niño o el papá? – el papá porque le compra el dulce, ahí el papá debe decir ‘no’”.
Para la psicóloga Arlae, las reglas en la niñez son básicas y deben permanecer durante todo el proceso de formación del niño.
“Si papá y mamá no enseñan a su hijo con reglas, lo enseñan con golpes con gritos, con ‘te voy a pegar’, espantándolo; cuando lo mejor es que hagan actividades con ellos, que se involucren en su educación, que les pregunten todos los días cómo están, qué hacen, tienes novia, dónde vas, qué color te gusta, que tengan pláticas como amigos”.
Pero con las reglas por delante -resaltó-, el padre de familia nunca debe dejar de dar una regla, cuando él dice ‘no’ es ‘no’, y siempre al terminar de regañar al hijo o llamarle la atención debe decirle ‘lo hago porque te amo, porque quiero que seas mejor’.
Arlae Kira reitera que el papel de los padres es inversamente proporcional en el comportamiento de los hijos, y que estos han dejado de amar a sus padres porque los padres se han dedicado a comprar a sus hijos, sin tomar en cuenta que “el amor no se puede comprar”.
“Papá y mamá compran el amor, ellos creen que porque le dan de comer, le dan de desayunar, lo vienen a dejar a la escuela ya están cumpliendo su papel y es una gran mentira, así no se compra el amor, es más el amor no se compra, el amor se va dando”.
En ese sentido, comentó que los padres han comenzado a ver a la escuela como una guardería, sin embargo, puntualizó que la verdadera educación se da en casa.
“El maestro nada más le va a dar un conocimiento al niño y el niño va a tomar el conocimiento pero su formación se la dan finalmente papá y mamá, pero interiormente en su entorno familiar el joven ve golpes, ve vicios, ve humillaciones, infidelidades, ve a dos padres distantes uno de otro, ve el materialismo, el que si papá no me lo compra mamá sí, entonces todo esto se convierte en un factor de riesgo para el joven , así no importa si el joven está en la mejor escuela, el joven no va a querer estudiar porque algo lo está afectando emocionalmente”.
La psicóloga finalmente, invita a los padres a involucrarse con sus hijos, poniendo reglas y demostrándoles afecto, puntualizando que el ser padres es una labor difícil pero no imposible y haciendo hincapié en que el éxito o el fracaso de un hijo está en las manos de sus padres.