23 de Noviembre de 2024
 

Doce años de lucha constante

 

Sin seguridad social ni trabajo Crescencio lucha día a día contra la insuficiencia renal

 

Miguel Martínez

 

Se ha vuelto común escuchar sobre el aumento en casos de problemas renales, sobre todo en congregaciones de toda la región, los cuales son cada vez más, muchos de estos derivados de problemas propios de pacientes diabéticos, pero también hay un gran número de casos que no tienen relación, en San Rafael se ha tratado de encontrar la causa de estos problemas, sin embargo aún no se ha logrado determinar la causa.

Tratando de entender cómo es la vida de estos pacientes visitamos la congregación Puntilla Aldama de San Rafael, donde encontramos un caso de insuficiencia renal muy particular, pues el señor Crescencio Hermanes Eugenio no cuenta con ingresos fijos para costear su tratamiento, sin embargo entre el trabajo de su madre, el apoyo de su familia y de la ciudadanía lleva 12 años con tratamiento.

 

Cuando todo inició

Crescencio Hernández Eugenio fue a los Estados Unidos cuando tenía 25 años, iba en la búsqueda de un futuro mejor para él y su familia, sin embargo no imaginaba que cuatro años más tarde tendría que regresar a casa con el reto más difícil de su vida por delante, le había sido detectado un problema en los riñones y las dolencias ya no le permitían llevar una vida normal.

Con lo que logró ganar en sus cuatro años y medio en el vecino país del norte, logró medio construir su casa y comprar un auto, todo lo demás se fue en el gasto diario y sobre todo en su tratamiento, el cual ha tenido que costear al no contar con Seguro Social.

Así a los 29 años vuelve a su país, y comienza esta travesía que ha llevado por 12 años, donde no ha visto mejorías pero agradece cada día, pues muchas de las personas que han estado junto a él en sus tratamientos se han ido.

En busca de cura

Desde su llegada el primer problema fue costear su tratamiento, como mencionamos no cuenta con afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), trataron de contratar un seguro facultativo pero éste no cubre el tratamiento que él requiere. Cuentan con afiliación al Seguro Popular, pero tampoco cuenta con los medicamentos ni el servicio.

Actualmente Crescencio debe ir a la ciudad de Xalapa para dializarse, lo cual implica un alto costo para ellos, pues en un principio tenían que viajar en autobús, pero actualmente una ambulancia del DIF Municipal los lleva, los martes totalmente gratis y el sábado ellos tienen que pagar 400 pesos más los gastos del chofer y el paciente.

Esto último se ha vuelto un verdadero problema, pues al no contar con ingresos fijos, muchas veces recurren a que la ciudadanía los apoye.

Pero los gastos no paran ahí, pues Hernández Eugenio debe tomar medicamentos continuamente, lo cual no lo hace, pues son muy caros.

Situación similar pasa con su nutrición, pues es muy controlada, “de preferencia debe ser alta en verduras, pero no alcanza, también pollo pero igual, no lo podemos comprar”, y esto es grave, pues durante la diálisis el paciente pierde peso, por lo que de no ir con un peso medianamente normal una descompensación podría ser mortal.

Los medicamentos los podría recibir por parte del IMSS en Xalapa, pero al no poder asistir a consultas hasta ese lugar no le pueden surtir sus medicamentos, una situación que no le ayuda en lo más mínimo.

Sin rastros de la causa

Al cuestionarles sobre más casos en Puntilla Aldama refieren que por lo menos debe haber 30, sin contar los que ya han muerto, pues desde hace cinco años han aumentado los casos en esta congregación y en la región.

En el caso de Crescencio su problema a diferencia de la mayoría de los casos no está relacionado con la diabetes, aunque quizás tenga una carga genética, pues nos comenta que un medio hermano, así como primos y sobrinos también padecen de este mal.

Se ha hablado que han investigado si el problema viene del agua de la región, o de los fertilizantes, pero a ciencia cierta nadie les ha dicho nada.

Cada día, un reto

Para finalizar Crescencio nos habla sobre como es el día a día en su vida, a lo que nos comenta: “Es difícil, me levanto como ocho y media y nueve de la mañana, muchas veces me entra la desesperación, a veces me pongo mal y me “desguanzo”, como tengo que estar en la silla todo el tiempo llega un momento en que todo me duele, sobre todo las articulaciones”.

Su momento de descansar en el día es levantarse de su silla y mantenerse erguido con la ayuda de sus muletas, “ya como a las nueve de la noche me acuesto pero tardo como una hora o dos para dormirme, pues todas las noches me comienzo a sentir mal y pues solo me aguanto en lo que se pasa”, anteriormente cuando tenían en forma su automóvil un Tsuru II con él lo llevaban a consulta cuando se ponía mal, pero desde hace varios años el auto no funciona, así que deben salir a buscar taxi o por lo menos un raid.

Hablamos de la solución al problema, lo cual refiere, es solo por medio de un transplante pero al no contar con servicio de salud es muy costoso, por no decir inalcanzable, pues por lo menos medio millón se requiere, además de que después de un trasplante se debe tener un tratamiento para no rechazar el órgano, lo que representa otro gasto permanente o por lo menos mientras el cuerpo no lo rechace, pues existe un promedio de 10 años de funcionamiento normal en un riñón trasplantado según le han dicho los especialistas.

Así nos despedimos de Crescencio Hernández y su familia, un hombre que día a día lucha por su vida y que ya lleva 12 años luchando contra la insuficiencia renal, pero este no es más que un caso de los muchos que hay en la región, quizás uno de los más dramáticos. Para quienes quieran apoyarlo no duden en buscarlo en Puntilla Aldama, recuerden que cualquier ayuda no está de más.

 

 


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