Por Álvaro Guerrero
La policía rural de La Palmilla fue convertida en un instrumento lucrativo en que solamente generaba recursos económicos fácilmente y que beneficiaba a cada uno de los comisariados que pasaron por dicho cargo. Y es que durante siete años solicitaron a los pobladores mensualmente una cuota obligatoria, la cual no se veía reflejada en el servicio que tanto pregonaban sus fundadores, de lo cual afortunadamente ese flagelo social se terminó en favor de la comunidad.
Recordaron que el problema surge a partir de que, “quienes fueron Pedro Aventura Murrieta y Pedro Álvarez Cabrera siendo comisariado, quienes impulsaron al miedo y temor al pueblo formando el grupo de los rurales (policía), en un principio la ciudadanía se dejó llevar y que hacía falta”.
Mencionaron que el objetivo de los elementos policiacos rurales era de presumir del uniforme y a la vez de vivir fácilmente de la población, sin realizar tareas de estrategias para mantener el orden de seguridad dentro de La Palmilla, puesto que nunca se necesitó que se efectuaran tales trabajos en la comunidad.
Los quejosos confirmaron que ese problema se terminó a partir de que se colocó un comité para que vigilara los recursos que ingresaban a la corporación, de lo que sirvió para desintegrar la policía rural y que demostraran los planes reales que tenían los fundadores y sus elementos, para ellos era complicado tomar los recursos.
Dada esa situación, causó que la unidad que utilizaron durante varios meses de manera indebida, ahora se encuentra a la venta y exigen que los recursos que salgan de ahí, serán en beneficio de la población y que se mantenga resguardado en caja el recurso económico, en caso que no se efectúe tal acción saldrían a protestar.