Luis Hertz, Cronista Municipal (Comunicación Social)
9:30 de la mañana del miércoles 12 de abril.
Cuando las 27 letras y 5 dígrafos del alfabeto quedaron silentes…
Las paredes de la casa de Pino Suárez número11 en el centro de Xalapa…
ya no escucharán más las consideraciones literarias…
Tan necesarios para el escritor…
Los Tordos del Cementerio por fin detuvieron su vuelo…
Y tocaron los violines el vals de Mefisto…
Por fin Sergio recogió sus pasos con destino a la bella Atenas Veracruzana…
Pero todos sabemos que su destino final será la guarida de la pantera en el fantasmagórico Londres de la segunda guerra mundial…
O quizá a Potrero el lugar del Ingenio donde creció…
Allá cerca del río Atoyac…
O quizá…
Allá en el éter de los poetas y artistas…
Allá discurrirá con Paz, Galeano, Monsiváis, Fuentes, Rulfo… ¿y quién sabe cuántos más?..
Sobre la vida y su muy particular modo de verla…
Larga vida a Don Sergio Pitol…
Que los dioses del bosque de niebla lo guarden maestro…
BIOGRAFÍA
Sergio Pitol nació en Puebla, México, el 18 de marzo de 1933. Su madre murió cuando el escritor tenía cuatro años, y al poco tiempo contrajo la malaria, lo que lo obligó a mantenerse encerrado prácticamente hasta los 12 años de edad. Se licenció en derecho por la UNAM, de la Universidad Veracruzana y de la Universidad de Bristol.
Fue estudiante en Roma, traductor en Pekín y en Barcelona, profesor universitario en Xalapa y en Bristol, y diplomático. Miembro del Servicio Exterior desde 1960, ha sido consejero cultural de las embajadas mexicanas en Francia, Hungría, Polonia y la Unión Soviética, director de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, director de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional de Bellas Artes y embajador en Checoslovaquia. Ha trabajado para las editoriales Novaro, Oasis y Tusquets. Fue colaborador de Revista de la Universidad, Estaciones, Revista de Bellas Artes y La palabra y el Hombre; de los suplementos México en la Cultura, La Cultura en México, Sábado y La Jornada Semanal; y del diario Ovaciones.
Fue condecorado por el gobierno de Polonia e investido doctor honoris causa por la UNAM.
Por su obra literaria, ha merecido algunos de los galardones más importantes como el Premio Xavier Villaurrutia, en 1981; el Premio Nacional de Literatura, en 1983; el Premio Juan Rulfo, en 1999; el Premio Herralde de novela, en 1984; el Premio Miguel de Cervantes, en 2005 y el Premio Internacional Alfonso Reyes, en 2015.
Murió el 12 de abril del 2018.
Dice Sergio Pitol que, en unas vacaciones, solitario en una casa de campo, comenzó a escribir sus primeros cuentos. Debía de tener 23 o 24 años. Pasaba allí la convalecencia de una ruptura amorosa, también la primera. Se proponía odiar al mundo, pero no lo conseguía. Por las mañanas escalaba las alturas de una cordillera donde se enclavaba su cabaña. En esos paseos intentaba rodearse de una aureola romántica, decadente, aún diabólica. Buscaba los acantilados más escabrosos, los más peligrosos, pero al llegar allí cualquier tentación tanática se disolvía de inmediato; le venían a la mente los acantilados de Devon y un viaje a Inglaterra: recorrer las mismas calles que James, la Woolf, Wagh, el doctor Johnson, Dickens, y entre ese deseo de viajar y la contemplación de un maravilloso paisaje -los bosques, algunos arroyos, una lejana iglesia del siglo XVI parecida a una fortaleza, muy cercana a un pequeño hotel donde descansaba Stravinski cuando iba a México-, se adormecía largo rato en la hierba, para después descender de la montaña, llegar, radiante de alegría, a su casa, ponerse a leer a James, Kafka, Faulkner, Borges, Rulfo, Onetti (aún no llegaba Chéjov). Una noche escribió un cuento, el primero, «Victorio Ferri cuenta un cuento», incluido después en casi todas las antologías del cuento latinoamericano, y otros más, todos amargos y crueles, sobre personajes tocados por el diablo. El aire de la montaña y la escritura nocturna desprendieron las toxinas malignas. Durante varios años escribió cuentos y luego novelas, y en los últimos años, libros donde varios géneros se entreveran con pericia e imaginación. Todo eso es el fruto de aquellos cuentos escritos hace casi 50 años.
Ahora, cuando Sergio Pitol se ha convertido en uno de los escritores latinoamericanos más imprescindibles de nuestro tiempo, ganador del Premio Juan Rulfo a la obra de una vida, nos complace presentar esta antología personal de sus mejores cuentos, encabezada por un extenso texto del gran escritor Enrique Vila-Matas.
El prólogo de Vila-Matas es casi otro cuento más, y nos descubre ¿o será ficción? facetas desconocidas de Sergio Pitol. Un buen entremés a la siguiente selección de cuentos:
BIBLIOGRAFÍA
Relato: Tiempo cercado, 1959, Infierno de todos, 1971, No hay tal lugar, 1967, Del encuentro nupcial, 1970 Nocturno de Bujara, 1981 .Cementerio de tordos, 1982, Cuerpo presente, 1990 Un largo viaje, 1999.
Novela:
El tañido de una flauta, 1972. El desfile del amor, 1984, Juegos florales, 1985. Domar a la divina garza, 1988.
La vida conyugal, 1991, adaptada al cine.
Ensayo:
Los climas, 1972 De Jane Austen a Virginia Woolf: seis novelistas en sus textos, 1975.
La casa de la tribu, 1989 Juan Soriano: el perpetuo rebelde, 1993.
Adicción a los ingleses: vida y obra de diez novelistas, 2002, De la realidad a la literatura, 2003.
El tercer personaje, ensayos, 2013. Memoria:
El arte de la fuga, 1996.
Pasión por la trama, 1998.
El viaje, 2000.
El mago de Viena, 2005.
Una autobiografía soterrada, 2010.
Memoria: 1933-1966, 2011.
Victorio Ferri cuenta un cuento
Semejante a los dioses
La pantera
Cuerpo presente Hacia Varsovia
Hacia Occidente. El regreso
ícaro
Del encuentro nupcial
Los oficios de tía Clara
Cementerio de tordos
Vals de Mefisto Nocturno de Bujara
El oscuro hermano gemelo. Es sorprendente la fuerza del primero, ópera prima del autor y uno de los mejores de la selección. El mal, la gratuidad de la vida y la meta literatura son los temas predominantes en unos cuentos que fascinan por la fuerza de su lenguaje y el misterio de sus temas. Uno de los mejores libros que he leído este año y todo un clásico. Lo dice el Cervantes y se lo digo yo.
Desde Tlapacoyan la tierra del encanto…
Muchas gracias.