Xalapa, Ver.- Adoptar a un menor de edad es una acción sublime, llena de cariño, valentía y nobleza. Recibir como hijo propio a un pequeño, y que a partir de este momento más que un lazo de sangre, los una un amor infinito de protección y cuidado, cambia la vida del niño y de la familia.
Esto demostró el matrimonio formado por Miriam Fabiola Hernández Arceo y Francisco Martínez Rea, cuando la directora general del DIF estatal, Astrid Elias Mansur, entregó al pequeño Tadeo, en brazos de sus padres por adopción.
“Adoptar es un acto de amor, Tadeo y muchos otros niños necesitan una familia, cariños y cuidados y uno puede darles eso que necesitan, por eso nos motivó a que Tadeo fuera nuestro hijo”, expresó Miriam Fabiola Hernández.
Originaria de Morelia, Michoacán, este viernes, la joven familia se comprometió a cuidar, velar y hacer respetar los derechos de su hijo.
“Hoy Tadeo nos cambia la vida, es una etapa bonita que viviremos, es la luz que iluminará nuestro hogar y nos hace más feliz de lo que ya éramos; ahora es una parte de algo bonito que tenemos”, precisó la madre del menor.
Adoptar un niño marca positiva y definitivamente la vida de los padres y del niño. Crea un modelo de familia que produce muchas satisfacciones y, al permitir la integración de los niños a un núcleo familiar estable, les permita continuar con una vida como ellos se la imaginan.
Los padres beneficiados con el programa de adopciones que promueve el Gobierno del Estado de Veracruz, se encontraron con una ley legítima y transparente, que prioriza el interés de cada uno de los menores que son integrados a una nueva familia.
“La adopción en el DIF estatal fue un proceso muy corto, fácil y legítimo. Nosotros tenemos tres años de casados y habíamos recurrido a otras instancias donde nos pedían muchos trámites y tener más tiempo de casados. El trámite aquí fue ágil y transparente, estamos muy contentos y no sabemos cómo agradecer la oportunidad de ser padres”, concluyó Hernández Arceo.
Este esquema brinda a los niños, niñas y adolescentes de la entidad, la esperanza de encontrar un nuevo hogar que les garantice una mejor calidad de vida. Quienes deseen adoptarlos deben acreditar la idoneidad, es decir, ser aptos y adecuados para adoptar y garantizar que este sector tenga sus derechos fundamentales, como salud, alimentación, educación y vivienda.