*Periodistas y sacerdotes, los más golpeados.
Yhadira Paredes
Xalapa, Ver.- Veracruz es un peligro para los sacerdotes y los periodistas, aseguró el padre Alejandro Solalinde, cuestionado en torno al asesinato de dos sacerdotes en Poza Rica el lunes pasado. Asimismo, calificó de vergonzosas las declaraciones del fiscal general Luis Ángel Bravo Contreras en torno a las primeras investigaciones sobre este hecho, con las que, dijo, pretende criminalizar a las víctimas.
En entrevista, el sacerdote –defensor de los migrantes– afirmó que estaba muy indignado por la declaración del fiscal general de Veracruz, toda vez que tal parece que esa es la salida “favorita” de Veracruz: relacionar a las víctimas con el alcohol y con sus victimarios.
“Lo que diga este fiscal y lo que digan la autoridades de Veracruz es fácil, porque no son dignos de crédito, son personas corruptas, falsas que se lanzan declaraciones para justificar y sesgar la información. No tienen aseo, tienen un desaseo enorme, ni siquiera se esperan a que haya una investigación, inmediatamente dan declaraciones”.
José Alejandro Solalinde Guerra recordó que en lo que va del año han perdido la vida 14 sacerdotes en el país y dos han sido registrados como desaparecidos, pero además añadió hay lugares más peligrosos no sólo para los sacerdotes, sino también para los comunicadores, como es el caso de Veracruz.
Si bien indicó que por mucho tiempo la jerarquía católica en Veracruz se había mostrado alejada de la crítica contra la administración estatal, ahora les ha tocado a ellos sufrir la situación difícil de la entidad.
Finalmente, lamentó que en la zona sur del estado, principalmente en Coatzacoalcos, se estén presentando secuestros al por mayor, ante la mirada indolente de las autoridades.
Hay que recordar que desde el martes, apenas 24 horas después de haber sido localizados los cuerpos sin vida de los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Juárez de la Cruz, pertenecientes a la parroquia Nuestra Señora de Fátima, el fiscal general del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras, señaló que víctimas y victimarios estuvieron conviviendo juntos ingiriendo bebidas alcohólicas.
La reunión –dijo Luis Ángel Bravo– se salió de control y terminó en violencia, el robo de 5 mil pesos y en el asesinato de los dos representantes de la Iglesia católica.
