- La exigencia es la misma en todas las voces: “Justicia”.
AGENCIA AVC
Córdoba, Ver.- “No es para que te fueras así”, fueron las palabras con las que uno de los hijos del periodista Ricardo Monlui se despidió de su cuerpo en un ataúd.
Ante esta expresión, hasta al más fuerte se le llenaron los ojos de lágrimas y algunos tuvieron que fruncir los labios, para evitar decirle adiós a su amigo llorando.
La fila de personas que buscaban echar la bendición a la caja donde descansa quien el domingo fuera atacado a balazos, según se sospecha por su trabajo de informar a la sociedad, se alargó por varios minutos.
Algunos niños inocentes no podían dimensionar lo que sucedía, pero con ternura mojaron las flores en el agua bendita y las colocaron ante la fotografía de Ricardo.
Los adultos no podían evitar llorar y en susurros se despedían de quien fuera padre, hermano, amigo, maestro de oficio y periodista.
Algunos recordaron en voz alta cómo fue en vida: todos coincidieron en que era excelente persona. Asistió aquel al que le enseñó a hacer periodismo cuando se convirtió en su primer jefe y aquel a quien Richard le enseñó a dedicarse al oficio.
El campo verde, lleno de flores en las tumbas, será el sitio donde descansará el periodista número 20 en ser asesinado en el estado de Veracruz.
Su cuerpo tuvo que ser depositado ahí, ya que las autoridades no le permitieron a su familia cremarlo, como él había solicitado, pues aún continúa la investigación y debe estar disponible.
A su esposa, Rosalba, le resultaba difícil mantenerse en pie. Ella es una de los dos testigos que existen de aquel domingo temprano cuando un pistolero llegó hasta el automóvil para matar a Richard, como lo conocen todos.
La exigencia es la misma en todas las voces. Todos piden justicia. Nadie quiere que el crimen quede impune.
