EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO.- Los siete mil espectadores del nuevo Centro Acuático Olímpico de la Ciudad de Saint-Denis se sientan cómodamente sobre botellas de shampú y taparroscas de colores. Se necesitaron 30 mil kilos de plástico reciclado para diseñar los asientos de estas nueve sedes olímpicas que alberga los eventos de natación olímpica y clavados, además de la fase preliminar de waterpolo. El diseño estuvo a cargo de Le Pavé, una startup fundada hace apenas seis años que fue elegida para fabricar asientos, gradas y pódiums donde los atletas recibirán sus medallas.
Le Pavé fue fundada por los amigos de la infancia Maurius Hamelot y Jim Pasquet, dos jóvenes arquitectos que han encontrado en los desechos plásticos un gran potencial económico y ambiental. Justamente esta es una de las premisas de los Juegos Olímpicos París 2024, convertirse en un referente de sostenibilidad. El objetivo de reducir la huella de carbono a la mitad que las ediciones de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, que fueron 3.3 millones y 3.6 millones de toneladas de CO2, respectivamente. En Tokio 2020 casi se alcanzaron los tres millones de emisiones de CO2, a pesar de que no hubo espectadores por la pandemia de COVID-19.
El desafío ambiental de París es generar un máximo de 1.75 millones de toneladas de CO2. Además de fomentar la cultura del reciclaje. Otra de las metas más importantes fue no generar construcciones innecesarias. En el pasado, la organización de los Juegos Olímpicos solía conllevar grandes gastos en nuevas instalaciones; sin embargo, en París 2024, el 95% de actividades se celebra en edificios ya existentes o en infraestructuras temporales. Tan claro el compromiso que es el Estadio de Francia, construido originalmente para la Copa Mundial de Futbol de 1998, el que alberga la mayoría de los acontecimientos deportivos.
El Centro Acuático de Saint-Denis, una ciudad al norte de París, funciona con energía solar, además de que fueron utilizados materiales de construcción naturales de origen biológico. La idea también es mostrarle al mundo un mensaje contundente sobre la importancia de ejercer acciones medio ambientales que pueden parecer menores, pero que al final suman para que el impacto al planeta no sea tan fuerte.
Cabe señalar que el sistema de apoyo gubernamental a las startups de Francia le da prioridad a las tecnologías limpias y a la transición ecológica, lo que proporciona un terreno fértil para el crecimiento de las pequeñas compañías como Le Pavé, que además cuentan con patentes propias en procesos de reciclaje.
HACER MÁS CON MENOS
Se calcula que los espectáculos deportivos generan gran cantidad de gases de efecto invernadero. En total, estas actividades emiten cerca de 350 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año. Lo que se busca es que a partir de París 2024 se establezcan nuevos estándares internacionales para medir la huella climática en eventos globales.
¿Cuáles son aquellas actividades que incrementan la huella climática de este tipo de eventos? El más importante es el transporte. La movilización de todas las personas que van a la Olimpiadas desde diferentes partes del mundo o desde el interior del país anfitrión generan una gran cantidad de emisiones. La construcción de las infraestructuras que alojan las pruebas olímpicas, tanto en gasto de materiales, como de energía y agua, también conforman parte importante de este impacto ambiental.
Por otra parte, el enorme consumo de energía eléctrica y toda la tecnología que se utiliza tiene un impacto, pues, aunque provenga de fuentes renovables, se requiere reparación y mantenimiento que no es totalmente independiente de los combustibles fósiles. A estos elementos, se suma algo central: la generación y transporte de alimentos y residuos. Es así que, con 800 eventos deportivos olímpicos que concentran 15 mil atletas y 45 mil voluntarios, además de los miles de espectadores, los organizadores son conscientes de la enorme escala de sus ambiciones de sostenibilidad.
También está el tema de la alimentación. La apuesta de los Juegos Olímpicos actuales es reducir el consumo de carne (sacrificando un poco la tendencia de la cocina francesa tradicional) y duplicar la oferta de alimentos preparados con súper alimentos y productos vegetales que se obtengan de manera local. Esto se debe a que las emisiones de la producción ganadera, especialmente del ganado de carne y leche, representan el 14.5% de las emisiones de GEI producidas por el hombre.
Esto no significa que la oferta a los deportistas tendrá que ir en contra de los menús considerados por sus nutriólogos para sus altas necesidades de consumo energético, pero se abren las posibilidades para más alternativas, también como una forma de mostrarle al mundo el apoyo a un tipo de alimentación que con ligeros ajustes puede generar un cambio importante. Por ejemplo, en un reciente estudio de la Universidad de Oxford se proyecta que al cambiar semanalmente una sola comida de carne roja por una realizada con base en plantas se podría reducir la huella de carbono del Reino Unido en 50 millones de toneladas.
Para contrarrestar las emisiones generadas, los Juegos patrocinan varios proyectos de captura de carbono, incluidos nuevos bosques en Francia y fuera del continente europeo, como una especie de pago ambiental. París 2024 también ha lanzado su propio "Climate Coach", una aplicación diseñada para ayudar a empleados, socios, deportistas y ciudadanos a reconocer y reducir su huella de carbono personal y profesional. Se pretende que esta sea una semilla para cobrar mayor conciencia ecológica, más allá de lo que dura el magno evento deportivo.
UNA NUEVA METODOLOGÍA
Para controlar el impacto ecológico, París 2024 aplica un enfoque de medición y compensación ya conocido, pero le incorpora nuevos elementos para potenciar su funcionalidad. A la metodología ARO (evitar, reducir y luego compensar), le ha introducido dos etapas adicionales: prever las emisiones y movilizar las acciones aprovechando el atractivo de los Juegos y el impacto que generan en el mundo.
París propone anticiparse al impacto que siempre tienen los Juegos Olímpicos, ya sea en su edición de verano o de invierno. Es así que, calculando una media de 3.5 millones de toneladas de CO2 que produjeron las pasadas ediciones de verano de las gestas deportivas, se partió de esta base para desarrollar una herramienta para medir la huella de carbono con el fin de orientar las decisiones que se toman desde la fase de candidatura del país anfitrión y de las acciones que se toman a lo largo del ciclo de preparación de la organización de los Juegos, e incluso en un periodo después de concluidos.
París 2024 ha identificado con precisión las fuentes de emisiones y ha propuesto soluciones para cada actividad: estructuras bajas en carbono, energías renovables y restauración sostenible. Como resultado, París 2024 se fijó el objetivo de los 1.5 millones de toneladas de CO2 con un margen máximo de 1.75. Es decir, la mitad de la huella de carbono media de las tres anteriores ediciones de Juegos Olímpicos.
La idea es que a partir de estos Juegos Olímpicos se vayan tomando las mismas decisiones, subrayando el evitar nuevas construcciones, o en todo caso, realizar nuevas instalaciones, pero que puedan utilizarse una vez finalizados los Juegos en las zonas involucradas y diseñadas con materiales amigables y procesos de menor impacto comprobado. El Centro Acuático de Saint-Denis es el ejemplo más claro en esta edición de las olimpiadas.
Los casi 8 mil m² de superficie están cubiertos con 4 mil 600 m² de paneles solares, lo que convierte a este edificio en uno de los mayores parques solares urbanos en el mundo. Esto permite que el complejo, de 114 metros de largo y 106 metros de ancho, sea autosuficiente en más del 80% de sus necesidades de calefacción. Este centro acuático se transformará en un centro multideportivo durante 2025.
La metodología de compensación es muy ambiciosa. París 2024 ha tenido en cuenta la categoría más amplia de emisiones, la llamada Scope 3 (Alcance 3), que abarca también el impacto indirecto de los Juegos, así como los desplazamientos de los espectadores. Según la herramienta de cómputo internacional más utilizada, el Protocolo de gases de efecto invernadero (GEI), las emisiones de gases de efecto invernadero se clasifican en tres grupos o "alcances". El Alcance 1 sólo cubre las emisiones directas de fuentes propias o controladas. El Alcance 2 cubre las emisiones indirectas procedentes de la generación de electricidad, vapor, calefacción y refrigeración. El Alcance 3 incluye todas las demás emisiones indirectas que se producen.
Todas las emisiones que no puedan evitarse serán compensadas con mediciones puntuales a través de proyectos concebidos para aportar beneficios tanto medioambientales como sociales en los cinco continentes, de hecho, los primeros proyectos se encuentran en marcha desde 2021.
París 2024 se convierte en el primer acontecimiento deportivo internacional que busca compensar más emisiones de las que está generando. Con estas acciones se pretende iniciar una metodología que se siga de manera automática en los juegos olímpicos venideros para aprovechar el potencial del deporte como motor eficaz de la transición medioambiental, reuniendo a todos los implicados en el proceso, como patrocinadores, gobiernos, atletas y ciudadanos.