*Junto a víctimas de tiroteos, presidente anuncia restricciones
*Treinta mil personas mueren anualmente en incidentes armados
Agencias
Washington, EU
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió la "urgencia" de actuar para mejorar el control de la venta de armas en el país, al presentar un conjunto de medidas ejecutivas para tratar de evitar que, como ocurre ahora, 30 mil personas mueran anualmente en incidentes con armas de fuego.
En un acto en la Casa Blanca, acompañado de familiares de víctimas y sobrevivientes de la violencia causada por las armas, Obama subrayó que el país ha vivido "demasiados tiroteos" masivos en los últimos años y que eso no ocurre en el resto de países desarrollados.
“Ahora debemos sentir la urgencia absoluta, ya que las personas están muriendo y las constantes excusas por la inacción no funcionan más, ya no bastan”, declaró el mandatario, que derramó algunas lágrimas durante su alocución.
Obama advirtió que el negocio de las armas en Estados Unidos no puede bloquear las acciones del Gobierno para evitar decenas de miles de muertes con armas de fuego cada año en el país.
“El negocio de las armas podría estar tomando de rehén al Congreso ahora mismo, pero ellos no pueden tomar de rehén a Estados Unidos", expresó.
El presidente insistió en que sus medidas no son "un complot" para, como afirma la mayoría de los republicanos, restringir el derecho al porte de armas recogido en la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense.
“Creo que podemos hallar formas de reducir la violencia armada de manera consistente con la Segunda Enmienda", dijo Obama, en referencia al derecho constitucional a la tenencia de armas en Estados Unidos.
“Sabemos que no podemos detener cada acto de violencia, cada acto de maldad en el mundo, pero tal vez podemos evitar uno", enfatizó.
Visiblemente emocionado en la parte final de su discurso, Obama recordó el tiroteo ocurrido en diciembre de 2012 en la escuela Sandy Hook de Newtown (Connecticut), donde 20 niños y seis mujeres fueron asesinados a tiros.
“Cada vez que pienso en esos niños me enfurezco", dijo Obama entre lágrimas.
Precisamente a raíz de esa matanza y de otras ocurridas en 2012, Obama trató de presionar al Congreso para sacar adelante leyes para el control de la venta de armas de fuego, pero los legisladores ni siquiera aprobaron la propuesta que generaba más consenso y que buscaba implantar un sistema universal de verificación de antecedentes de los compradores.
Una de las medidas clave del paquete ejecutivo de Obama es la que requiere que toda persona que haga negocio con la venta de armas se registre, obtenga una licencia federal y, por tanto, asuma la obligación de revisar los antecedentes criminales y de salud mental de sus compradores.
Hasta ahora sólo los vendedores de armas con licencia federal estaban obligados a revisar los antecedentes, mientras que los que lo hacían en mercados informales como ferias o Internet esquivaban este mecanismo de control.
Asimismo, Obama pide al Congreso, dominado por los republicanos, 500 millones de dólares para mejorar el acceso a los servicios de salud mental y recursos adicionales para la contratación de 200 nuevos agentes e investigadores de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).
Obama también quiere que la Agencia Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) contrate más de 230 examinadores y otro personal adicional para acelerar el proceso de las revisiones de antecedentes criminales.
La normativa actual establece que si la revisión tarda más de tres días, el comprador puede adquirir el arma sin haberse determinado si es apto o no para poseer una.