19 de Julio de 2025
 

Centroamérica, bomba de tiempo

*Países incrementan armamento militar

*Analista advierte peligro en la región

El Universal

Ciudad de México

La confirmación de que el Gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega compró 50 tanques de guerra a Rusia destapó un secreto a voces que corre por Centroamérica como alerta sobre una renovada carrera armamentista: aunque sufren dramáticos escenarios de hambre, miseria y marginación social, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala mantienen un constante aumento de sus gastos militares anuales conjuntos.

Cifras actualizadas del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (Sipri), reconocido centro de Suecia de monitoreo de gastos militares, reveló que los presupuestos de los ejércitos de los cuatro países aumentaron de 674.6 millones de dólares en 2000 y de 713.1 millones de dólares en 2002 a 772.3 millones de dólares en 2012, a 879.3 millones de dólares en 2013 y a 889.4 millones de dólares en 2014, para llegar a 891.4 millones de dólares en 2015.

En un anuncio que inquietó en la zona, Rusia confirmó esta semana que vendió 50 tanques T-721B1 a Nicaragua en 80 millones de dólares y que prepara el envío del primer grupo de 20 unidades. Nicaragua confirmó a finales de 2014 que comprará seis aviones MiG-29 a Rusia, a 29 millones de dólares cada uno.

Nicaragua recibió dos helicópteros Mi-171 de Rusia en 2009. Moscú ha entregado una ayuda castrense por más de 26.5 millones de dólares desde 2009 a Managua, que adquirió armas, uniformes y vehículos militares blindados en Rusia. Ortega ha dicho que su plan es modernizar y fortalecer al Ejército.

“La remilitarización en Centroamérica, ahora empujada por Nicaragua en conjunto con Rusia, es un retroceso más del frágil equilibrio cívico-militar que se logró” con un acuerdo regional de paz de 1987, dijo el costarricense Rándall Arias, director ejecutivo de la (no estatal) Fundación para la Paz y la Democracia (Funpadem) de esta ciudad.

Luego de que Centroamérica firmó en 1987 un pacto de paz que condujo a que, en un plazo de nueve años, acabaran las guerras civiles en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, los militares retornaron a sus cuarteles tras comandar los regímenes castrenses que gobernaron en esas naciones y en Honduras en el siglo XX. Costa Rica, que fue la excepción por carecer de Ejército desde 1948, fustigó el rearme nicaragüense.

Arias lamentó que aunque los militares retornaron a sus cuarteles tras la firma de la paz, el aumento de la violencia criminal provocó que “los ejércitos no sólo salieron a las calles para realizar labores de Policía, sino que ahora obtienen equipo ofensivo”.


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