Casa Veracruz: Crecer
Por Karime Macías Tubilla.
Yo nací en Coatzacoalcos, Veracruz. Mi luna de plata estaba enmarcada por las refinerías que dan vida a una ciudad con profunda vocación energética.
Crecer en una ciudad dedicada a la actividad petrolera te abre los ojos a los vaivenes del mercado. Booms petroleros que se notaban enseguida en la vida de la ciudad por los restaurantes llenos, personas foráneas que llegaban a vivir a Coatza, e incluso carreras de lanchas y clubes de motociclismo que atraían la atención del país; seguidos de períodos contrarios en donde la actividad económica era mucho más lenta, restaurantes y comercios vacíos y empresas que cerraban. Y así sucesivamente.
Crecer en una ciudad como Coatzacoalcos te hace estar consciente de la importancia de estar a la vanguardia, de la competencia feroz internacional, de lo valiosa que es nuestra tierra y sus recursos naturales. Crecer en Coatzacoalcos hace que entiendas y que te duela cada derrame de petróleo o cada fuga de amoniaco en cualquier parte del mundo, pero más si es en tu tierra.
Crecer en Coatzacoalcos me ha hecho valorar el trabajo de las personas que laboran en Pemex; de sus habilidades depende gran parte de la economía de todo nuestro país.
Crecer en Coatzacoalcos hace que me haga todo el sentido del mundo la Reforma Energética lograda. Se necesitaba desde hace años y hoy es una realidad. Crecer en Coatzacoalcos hizo que me emocionara al ver al Presidente Enrique Peña Nieto firmar el Decreto de las Leyes Secundarias a la Reforma Energética.
Hace años que ya no vivo en Coatza, me toca ahora trabajar por Veracruz entero, pero el haber crecido ahí hace que valore y entienda el esfuerzo conciliador del Presidente de México.
Las reformas que ha impulsado el Presidente Peña son las vitaminas que el nuevo México necesitaba urgentemente para poder crecer.
Como coatzacoalqueña y como veracruzana estoy muy orgullosa de mi Presidente. Me pongo de pie para reconocer su trabajo.