Piedra Imán
Manuel Zepeda Ramos
Pensar en México
Sereno. Así lo vi en red nacional televisiva ante un grupo de periodistas de medios nacionales y un representante de la prensa televisiva latina en los Estados Unidos, también mexicano.
El encuentro con la prensa vía la televisión fue coordinado en los hechos por el periodista experimentado José Carreño Carlón, actual director del Fondo de Cultura Económica, la editorial del gobierno mexicano que ha dado tan buenos resultados desde que fue fundada en 1934 por don Daniel Cosío Villegas, editando libros fundamentales de la economía y la sociología del mundo, así como la producción literaria de México y Latinoamérica.
Hablo de la serie televisiva, Conversaciones a Fondo, producida por la editorial mexicana ya referida y que habrá de tener varias etapas en su realización, todas teniendo como protagonista a Enrique Peña Nieto, Presidente de México.
El martes fue el primer round.
El Presidente fue sometido a un intenso interrogatorio por parte de periodistas representativos de la opinión pública nacional, sin tregua ni descanso.
Observé en el mandatario mexicano a un profundo conocedor de las reformas estructurales por él enviadas al Poder Legislativo, aprobadas después de una intensa discusión de muchos meses y cambios sustanciales de forma y fondo por parte del Congreso de la Unión, en las correspondientes cámaras, la de Senadores y la de Diputados.
En contra de todo lo que se ha dicho respecto a la falta de conocimiento en esa materia por parte de Peña Nieto, lo que sucedió el martes por la noche ante el televisor visto por millones de tele espectadores fue todo lo contrario.
El Presidente de México no solo tuvo respuesta para todos los cuestionamientos severa y valientemente planteados, sino que lo hizo con grandes demostraciones de información estadística de los datos nacionales; cómo estaban y cómo habrán de quedar después de la puesta en práctica de las reformas aprobadas con sus correspondientes leyes secundarias en el futuro mediato, cuyos resultados evidentes habrán de oscilar entre cinco y quince años para que se empiecen a ver las transformaciones de fondo, dado que se ha perdido mucho tiempo en ponernos al día en cuanto a ser competitivos con el resto del mundo.
Fueron demasiadas las preguntas y muchas las respuestas presidenciales con abundancia de datos a lo largo del programa desarrollado en casi dos horas intensas. Quienes tengan interés en consultar la entrevista y las que habrán de sucederse en las próximas semanas con representantes de otros medios de comunicación, así como de la ciencia y la tecnología y los dueños de empresas, podrán observarlas en la página del Fondo de Cultura Económica. Allí aparecerán las entrevistas completas para su consulta y estudio.
Para ustedes, yo me quedo con algunas y con mucho gusto les comparto.
Le preguntaron por qué había decidido dilapidar su patrimonio electoral de más de cuatro millones de votos logrados en los comicios pasados, proponiendo una reforma de esa envergadura. El Presidente contestó que no se puso a pensar en eso. Sí pensé, dijo, en el pueblo de México, su futuro incierto y en el enorme retraso de nuestro país de decenas de años operando con instrumentos legales obsoletos que nos han rezagado de la competitividad ante el mundo emergente. Los resultados que se habrán de obtener habrán de darse en los próximos años, justo al final del sexenio. Ya ganará el candidato de mi partido o el que proponga otro. Así es la democracia.
Le dijeron que las encuestas de la semana pasada, una vez que concluyeron las aprobaciones de las reformas, no le eran favorables a la aceptación de ellas. Dijo que era muy pronto para opinar sin que existan resultados inmediatos. No es asunto de varitas mágicas. Pidió el beneficio de la duda. Nadie puede afirmar —digo yo—, sin conocer a fondo el contenido de las reformas, que ese enorme esfuerzo vaya a resultar fallido cuando estuvo de acuerdo y obró en consecuencia, con cientos de enmiendas, todo el Congreso de la Unión, la real democracia representativa nacional. El país estaba entrampado —sigo diciendo yo—, en callejones sin salida y sin solución, con un esquema de producción petrolera avejentado porque a lo largo de los años no pudo renovarse por descapitalización, dado que las utilidades de la extracción y venta del petróleo se iban completitas para mantener todo el aparato burocrático de funcionamiento, así como todos los servicios necesarios para una población de más de 100 millones de habitantes. Ya no había solución posible. Se necesitaba un cambio estructural de fondo. Se logró con el concurso de todos con la pluralidad democrática funcionando.
Le pidieron pronósticos de resultados. Los dio. Dijo que al final de su gobierno estaremos creciendo en el orden del cinco por ciento anual; que habrán de crearse 500 mil empleos en donde los jóvenes profesionales, sobre todo aquellos que habrán de dedicarse a las ingenierías que tengan que ver con la industria petrolera y la generación de energía y su administración correspondiente, habrán de tener empleo bien remunerado para tener mejores satisfactores de vida; que habrán de bajar los precios de la luz y el gas por la competencia que habrá de darse en el país en torno a su generación, así como en la utilización del gas natural como productor de energía eléctrica que habrá de bajar necesariamente los costos domésticos en virtud de que el gas natural es cuatro veces más barato que el combustóleo y el diesel, gas natural que en nuestro subsuelo está en abundancia y que habremos de extraerlo ahora que tenemos leyes nuevas para hacerlo; que no habrán nuevos ricos beneficiados con las reformas porque las leyes aprobadas contempla sanciones que habrán de impedirlo. El ingreso per cápita habrá de incrementarse sustancialmente hacia el 2018.
Vi a un Presidente seguro de sí mismo ante los medios, capaz de responder todas las interrogantes, muchas de ellas emitidas por desconocimiento de lo que significan. Vi a un Presidente responsable que ha tomado el mando de la nación, con la razón que le da el haber conseguido, en tan poco tiempo, reformas nunca logradas en el México contemporáneo que habrán de ponernos en sintonía ante la gran competencia mundial.
Vi a un Presidente que piensa en México.