Como un elemento tan noble que genera vida en nuestro entorno, puede llegar a ser usado como instrumento de chantaje político. Los discursos a favor y en contra de cierta acción, programa, actividad u obra política siempre han existido y existirán; más sin embargo, al día de hoy, en una capital estatal, en una ciudad que se hace llamar la Atenas Veracruzana, que existan personas que utilicen y saquen de contexto cierta acción, es normal y hasta natural, podría decirse. Pero que existan otras que lo crean, caigan en su juego y apoyen ese chantaje, es lo que no tiene cabida en una sociedad que se dice estar muy preparada y con suficiente conocimiento. Siempre hay que ver los actores que están en el juego y quiénes son; siempre alguien gana y alguien pierde, sobre todo en el ámbito político. Por eso, es mejor ver el cuadro completo antes de participar en un tablero sin saber que el lugar que ocupas es el de ser un simple peón.
Ante el reclamo a una autoridad por alguna acción o inacción, siempre se llegará al punto de no retorno en el avance del reclamo, al punto de choque y contrapunteo de puntos de vista. Es en ese punto donde, en aras de evitar fatalismos, siempre debe existir una actitud conciliadora, y es solo a través de ella que se podrá avanzar. Luego entonces, si los instrumentos legales existen y son aplicables y están a la mano, es cuando deben ser usados, en ambos lados de la problemática. Más, sin embargo, no se debe permitir que esos mismos instrumentos paralicen la situación o la radicalicen aún más.
En el tema de la ciudad de Xalapa (la Atenas Veracruzana), el hecho de haberse llevado a cabo una tala de árboles para la ejecución de la construcción de un paso vehicular se encuentra en un nivel de confrontación muy elevado. Lo triste del tema es que la parte de la sociedad que hace el reclamo está en un impase, en una posición de cero avances. Es entonces cuando uno se pregunta: ¿Por qué esa actitud de cero diálogos? ¿Hay un trasfondo en esa motivación de bloqueo? ¿Quién es el motor detrás de esa actividad? Y, por último, ¿quién gana con ese conflicto?
Y déjenme explicar lo que genera mis cuestionamientos. Como experto en el tema, puedo asegurar que todo crecimiento y desarrollo de las ciudades lleva consigo afectaciones al medio ambiente. De hecho, la misma autoridad, para otorgar cierta autorización cuando así está estipulado, solicita un estudio de impacto ambiental, y como su nombre lo dice, es estudiar el impacto que cierta actividad que se va a desarrollar tiene en el medio ambiente. Esto es tema del día a día, se hacen cientos de MIA's, y lo que se establece en estos estudios son las medidas de mitigación hacia el medio ambiente. Dicho de otra manera, sabiendo que toda actividad humana tiene un impacto en su entorno, se deben dejar en claro qué medidas de mitigación se van a tomar en cuenta para que el impacto al medio ambiente no se vea tan afectado o se contrarreste la afectación haciendo un beneficio mayor en otro lugar, cuya suma, siempre sea mayor el beneficio a la afectación. Entonces, siempre que va a haber un gran desarrollo en la ciudad, primero se hace el estudio donde se analiza el área a afectarse; segundo, se establecen las acciones a realizar para mitigar la afectación medioambiental; y tercero, se obtiene el permiso. Así son los estudios y así se consigue la autorización por parte de las autoridades medioambientales.
Regresando al tema de la obra en Xalapa, que ya muchísimos municipios no solo en el estado sino en el país quisieran que se realizase en sus territorios, cuando se desarrolla la actividad de talar árboles y se despierta la inquietud de la sociedad en defensa de la naturaleza, es una actitud que yo respaldo, pues siempre he estado del lado de la actividad y participación como individuo y ciudadano. Hasta ese punto estamos de acuerdo. Ahora, cuando se encuentra al nivel de haberse consumado el acto que se defiende y se llega a cuestionar a la autoridad, es momento de saber cuáles son las medidas de mitigación que se van a realizar. Como quedó explicado, eso no es dar paso atrás o retirarse, eso es saber qué es lo que se va a realizar para mitigar el impacto ambiental, así como en cualquier otra obra en nuestro México. Ese debe ser el cuestionamiento actual y ahí debe de estar el ímpetu de la movilización ciudadana, en saber e incluso participar en las medidas de mitigación del impacto ambiental. No en paralizar algo donde el único resultado sería haber perjudicado al medio ambiente sin obtener el beneficio que se esperaba y por el cual se causó la afectación. Así que hay que saber e informarse cuáles son las medidas de mitigación que se han tomado a raíz de haber realizado dicha obra, y de antemano, a mi punto de vista, haber plantado más de 3,000 árboles se me hace una medida bastante correcta. En esa evaluación de cuál será la medida para compensar la tala de árboles es la adecuada. Ahí debe girar el discurso y la exigencia ciudadana, y no en la continua e insensata confrontación de querer paralizar todo.
Así que nuevamente es momento de saber y, en su caso, proponer y apoyar en las medidas de mitigación que se van a desarrollar, verificar las que se han desarrollado y analizar que en verdad sean suficientes. Pero si ese diálogo no existe, entonces, ¿qué es lo que se está buscando en realidad?