INESTABILIDAD POLÍTICA PERUANA FENTE A LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2026
El pasado 10 de octubre del año 2025, el Congreso Peruano destituyó a la ahora expresidenta Dina Boluarte de sus funciones por incapacidad moral, cuestión que le agrega un nuevo periodo de inestabilidad política de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2026, recordando que el gobierno mexicano ha catalogado a Boluarte como persona non grata en nuestro país, por lo cual podría ser el momento para reestablecer relaciones con la nación andina.
Para comprender la razón de la inestabilidad política peruana, es necesario remontarnos al año 1990, cuando en medio de una crisis económica Perú iba a elegir presidente, teniendo como candidatos al Premio Nobel de Literatura 2010 Mario Vargas Llosa y al desconocido Alberto Fujimori, ganando sorpresivamente este último, teniendo un mandato de 10 años que culminó con su destitución por el Congreso el 21 de noviembre del año 2000 por incapacidad moral, dejando la presidencia interina a Valentín Paniagua hasta el 28 de julio del 2001, cuando el ganador de las elecciones Alejandro Toledo toma la presidencia, mismo que está condenado por corrupción y que actualmente cumple una condena por ese delito. Después de Toledo le siguieron Alan García y Ollanta Humala, recordando que el primero se suicidó antes de que la policía lo detuviera por el escándalo de corrupción de Odebrecht, y el segundo cumple actualmente una condena por el mismo caso de corrupción.
Para el año 2016 Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, contendió por la presidencia contra Pedro Pablo Kuczynski, sin embargo Fujimori perdió con el 49.88% de los votos, ya que Kuczynski ganó con el 50.12%, sin embargo el gusto le duró poco porque el 23 de marzo del 2018 tuvo que renunciar antes de que el Congreso lo destituyera por incapacidad moral al estar involucrado de igual manera en el caso Odebrecht, iniciando un periodo de inestabilidad política, ya que a Kuczynski le siguieron sus interinos: Martín Vizcarra (vicepresidente), destituido por corrupción el 9 de noviembre del 2020; Manuel Merino (Presidente del Congreso), renunció por protestas en su contra; Francisco Sagasti (Presidente del Congreso), culminando el mandato hasta las elecciones del 2021.
Dicho lo anterior, llegamos a las elecciones presidenciales del 2021, teniendo como contendientes al ultra izquierdista Pedro Castillo y de nueva cuenta a Keiko Fujimori, llegando a una segunda vuelta electoral reñida pero que le dio el triunfo a Pedro Castillo con el 50.13%, mientras que Keiko Fujimori obtuvo el 49.87%, siendo la razón de esto el rechazo a lo que representa el Fujimorismo, pues hay que recordar que Alberto Fujimori después de ser destituido fue encarcelado y liberado varias veces por casos de corrupción, homicidio, secuestro y otros crímenes contra los derechos humanos.
La presidencia de Pedro Castillo duró muy poco, pues al querer enfrentarse al Congreso, hizo un autogolpe de estado fallido, el cual culminó con su destitución y encarcelamiento, recordando que quería ir a la embajada mexicana pero la policía lo detuvo antes de llegar. Después de eso Dina Boluarte (vicepresidenta de Castillo), tomó la presidencia interina, siendo un hecho inédito, pues se convirtió en la primera mujer presidenta de Perú, y a su vez la más impopular, puesto que su aprobación llegó hasta el 2%, culminando finalmente en su destitución el pasado 10 de octubre, quedando en su lugar José Jerí (Presidente del Congreso), quien se espera pueda permanecer hasta las elecciones presidenciales del 2026, en las cuales hay una alta expectativa de cambio, teniendo como principales competidores a Rafael López Aliaga y Keiko Fujimori.
Se puede concluir que la situación política de Perú es interesante, ya que existe un mayor poder del Congreso y del Poder Judicial sobre la figura presidencial, además de que la justicia peruana ha sido muy efectiva al juzgar a cualquier funcionario sin importar de quien se trate, lo cual deja una lección importante a los mexicanos, pues en nuestro país hasta el día de hoy es impensable que algo así pase al tener un Congreso de mayoría calificada, un Poder Judicial a modo y un gobierno que blinda a cualquier funcionario sin importar lo que haga, lo cual nos deja pensando si algún día podría el sistema político mexicano imponerse a la figura presidencial.
Es momento de reflexionar, tomando en cuenta que un país que juzga al funcionario que comete delitos, es digno de admirar y seguir su ejemplo, pero el escenario mexicano es totalmente diferente, pues aquí existe un pacto de impunidad y una oposición inútil, por lo cual deja al ciudadano sin ningún poder que lo respalde, o ¿Qué opinas?