POLIANTEA
Mega fraudes
Rubén Pabello Rojas
Ya no causan sorpresa sino irritación, malamente contenida pero efervescente, la nueva ola de fraudes de gran calado que en estos últimos días se han ventilado en el horizonte nacional.
La increíble y tortuosa manera en que se ha conducido por años la empresa Oceanográfica, que en Pemex encontró su mina de oro, florecida en la más deprimente podredumbre, reitera de modo insoslayable el grado de descomposición en que se ha debatido esa empresa petrolera.
“El petróleo es de los mexicanos”, ha sido a través de los tiempos lema con el que se ha defendido el concepto patrimonialista para hacer creer a la población que los recursos naturales del subsuelo, son un bien de los habitantes de este atribulado México. País surrealista.
Nada más falso en la realidad, pura teoría, puro discurso, puro cuento. La dura realidad es que el petróleo mexicano, recurso no renovable, ha sido desde siempre botín de unos cuantos malos mexicanos que han aprovechado ese sagrado recurso de la nación, para obtener riquezas inconfesables. El petróleo es de los mexicanos, pero la renta petrolera ha sido de los vivales coludidos en este drama reciclado sexenalmente, sin final a la vista.
Para nadie es un secreto. Malos servidores públicos, líderes sindicales corruptos, empresarios voraces y toda una pandilla de verdaderos criminales organizados de cuello blanco, ajenos a balas ni enfrentamientos con el Ejército o la Marina. Las cifras se manejan en dólares. Hablan de miles de millones, lo que grafica la enormidad de los montos que fraudulentamente se juegan.
Oceanográfica es una empresa mexicana fundada en 1968 por Amado Yañes Correa, siendo desde entonces Pemex su principal cliente a quien le trabaja el 97 por ciento de toda su capacidad instalada en plataformas, mar y tierra. Quiere decir que desde hace aproximadamente 45 años parte del patrimonio de los mexicanos se ha visto disminuido por los ahora aflorados malos manejos documentados.
Pero no sólo es contra Pemex el atraco. Es también contra Banamex, institución privada que igualmente ha resultado increíblemente defraudada. En otro vergonzoso caso, es también al fisco y al país entero en el inconcebible affaire de miles de toneladas de material ferroso, se habla de 120 mil toneladas de ese mineral, extraído de minas de ese metal en Michoacán y exportadas fraudulentamente con todas las agravantes de la ley por el puerto de Lázaro Cárdenas rumbo a China, en una maniobra de alta complejidad solamente realizada por las grandes compañías preparadas para ello.
Esto significa que por muy descuidada que estuviera la vigilancia, ya no se diga de orden administrativo o legal, sino el movimiento físico de transportes de gran tonelaje y todo lo que entraña ese trajín, nadie se dio cuenta de lo que sucedía a pesar de su magnitud. Nadie puede creer que nadie se dio cuenta de semejante maniobra.
Los beneficiarios de esta inaudita atrocidad son grupos ajenos a todo orden legal, eso sí, indiscutiblemente tolerados por funcionarios de todos tamaños y colores. No puede entenderse de otra manera, coludidos en este multimillonario mega fraude. No es ni siquiera pensable que después de tanto tiempo de operarse este “negocio”, ninguna autoridad se haya dado cuenta de la magnitud de tan mayúscula acción.
En una tercera gran representación de la gran corrupción que propicia estos mega fraudes, está la cometida contra Mexicana de Aviación, por Gastón Azcárraga y socios de Posadas. Ésta de gran magnitud, de igual modo ha afectado sensibles esquemas de comunicación aérea del país, dando lugar a otro gran fraude a gran escala en perjuicio directo de su planta laboral.
Nadie se dio cuenta, nadie supo lo que acontecía. Ninguna autoridad se enteró. Ese es el país que tienen los mexicanos, esa es la patria por la que la inmensa población se levanta cotidianamente a trabajar temprano con el ánimo puesto en una superación personal que haga grande a este suelo nacional. No es justo, no puede ser. Y sin embargo, contra toda lógica, sentido de conservación y ánimo de supervivencia, es un hecho de la vida real, inocultable.
¿Y el IMSS, y el Infonavit, y Hacienda y los controles bancarios y la Secretaria de la Función Pública y la Auditoria de la Federación...y, y, y…?
Y, en una debacle sin fin, hoy se conoce que la sección “Dorada” del metro de la ciudad de México, también fue construida con fallas estructurales que han obligado a suspender su operación por considerarse de alto riesgo para los usuarios. Capitalinos que ahora sufren todo género de incomodidades y trastornos en su comunicación y trabajo.
Los responsables, ICA, Carso, Marcelo Ebrard y todos, todos, se tiran la pelota unos a otros y nadie, nadie se siente responsable. Lo cierto es que sí existen responsables; lo difícil, imposible, dentro del blando o más bien inexistente sistema mexicano de sanciones, es encontrar culpables. Ese es el fraude del día, mañana el país se despertará con otro caso que suma y… contando.
¿Qué pasó? ¿Dónde se perdió el rumbo, dónde quedó aquel ser nacional que luchó con armas y muertos, por un país superior? ¿Dónde quedó aquel deseo de lograr “Una Patria ordenada y generosa” lema del PAN incumplido después de doce años de ocupar la presidencia de la República?
Y ¿dónde esconder la cabeza los múltiples regímenes del PRI? Deudores herederos del legado de Lázaro Cárdenas, revolucionario y estadista, tan traicionado; priistas responsables de un largo trecho de estas inauditas desviaciones de lesa Patria.