El hábito por la lectura
Cada uno de nosotros como individuos, hemos de reconocer cuan valioso es el hábito por la lectura, ya que independientemente de los gratos ratos de esparcimiento que nos brinda, también nos enriquece enormemente en el plano lexicológico, ortográfico y espiritual, sobre todo cuando leemos las obras de escritores creativos que despiertan nuestra imaginación, transportándonos a lugares remotos e inimaginables, dándonos a conocer la personalidad de los protagonistas, compartiéndonos sus experiencias y vivencias mientras nos sumergimos en cada una de las líneas por ellos escritos.
Sin embargo, es un hábito que pocos desarrollamos, ya que no todos tenemos al alcance de nuestras manos un buen libro. No obstante, ese no es un buen pretexto para dejar de practicar la lectura, ya que desde que aprendemos a leer y escribir, nos convertimos en lectores potenciales, y nuestra vista automáticamente lee cuanta palabra escrita encuentra a su paso. Entonces por qué no recurrir a la adquisición de libros aunque sea de los económicos que sólo son antologías de obras de la literatura, o la visita a las bibliotecas públicas o al intercambio con nuestros amigos y familiares. Es importante cultivarnos, cada uno a la medida de nuestras posibilidades podemos lograrlo si nos lo proponemos. Incluso cuando requerimos relajarnos un poco para poder dormir, por qué no echar mano de un libro en vez de quedarnos viendo hasta tarde la televisión que rara vez nos aporta algo verdaderamente valioso. Créame que habrá de sorprenderse de las nuevas capacidades que la lectura de calidad ha de proporcionarle, sin duda habrá de ampliar su criterio, hacerlo reflexivo en el actuar, enriquecerá su vocabulario y su fluidez verbal se hará notoria. Le sugiero que si por falta de tiempo o exceso de trabajo no acostumbra leer, al menos inculque en nuestros jóvenes el gusto por la literatura, para que ellos conozcan no solo a los personajes creados por los autores sino las obras completas. Deje de adquirir y llevar a su casa revistas populares que lejos de cultivarlos deforman su lenguaje. Una buena forma de convivir en familia es comentar lo leído. Aun cuando en internet se encuentran incluso obras completas, éstas no son leídas como debieran. Convenza a sus hijos que abandonen la práctica común de copiar y pegar sus investigaciones y trabajos escolares, ya que en ocasiones ni siquiera se toman la molestia de leer completo lo que encuentran y por supuesto poco es el conocimiento que adquieren.
Sin duda alguna, en la literatura se encuentran muchos de los términos que hemos vuelto coloquiales, como cuando se menciona en el fútbol al portero como cancerbero; sin saber que el cancerbero era el perro de tres cabezas que cuidaba las puertas del infierno en la magna obra de Homero “La Ilíada”. Lo mismo sucede cuando tomamos la decisión de intervenir en algunos asuntos tortuosos, es común la recomendación de que es mejor no abramos “la caja de Pandora”. Siendo ésta una leyenda de la mitología griega. Ahora ve ¿cómo si hay conocimientos maravillosos que podemos adquirir con el hábito de la lectura? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto